Joseph E. Stiglitz / La responsabilidad empresarial en materia de derechos humanos

AutorJoseph E. Stiglitz

Las personas hacen cosas -deliberadamente o no- que dañan a otras personas. A fin de que funcione la sociedad, debe brindar a las personas incentivos -mediante premios y castigos, reglamentos y multas- para que no las hagan. Al contaminar el aire, perjudicamos a quien quiera que respire. El sistema legal desempeña un papel importante al respecto. Si perjudico a alguien, debe poder demandarme.

Naturalmente, las personas tienen el deber moral de no perjudicar a los demás. De hecho, tal vez se trate del imperativo moral fundamental: actúa con los demás como te gustaría que lo hicieran contigo y no actúes con los demás como no te gustaría que lo hiciesen contigo.

Emmanuel Kant, con su imperativo categórico, aportó el fundamento filosófico a quienes deseaban un fundamento para la ética diferente del representado por los aforismos religiosos, Pero la sociedad moderna no depende -ni puede hacerlo- sólo de que las personas actúen "correctamente". Recurre a las zanahorias y los palos.

Motivar a las empresas para que actúen correctamente es aún más difícil. Al fin y al cabo, las empresas no tienen conciencia; es sólo la conciencia de quienes las dirigen y, como han mostrado con demasiada claridad los recientes escándalos habidos en Estados Unidos, a menudo la conciencia queda subordinada a los beneficios.

El sistema legal de Estados Unidos vela por que se responsabilice de las consecuencias a las empresas que ofrezcan un producto defectuoso y, en particular, si resulta peligroso. Las empresas están en condiciones mucho mejores que los consumidores para evaluar la inocuidad de sus productos; todos nos beneficiamos de que nuestro sistema legal haya brindado incentivos a las empresas para que presten atención a la inocuidad de lo que producen.

Asimismo, la legislación medioambiental hace responsables a las empresas de sus residuos tóxicos y muchos países, incluidos los Estados Unidos, han consagrado el principio de que "el que contamina paga", es decir, que las empresas deben pagar los daños que causen. Es una cuestión de incentivos y de justicia social.

Sin embargo, en otras esferas estamos empezando tan sólo a pensar en lo que debe significar la responsabilidad empresarial para nuestro sistema legal. En la segunda guerra mundial las empresas alemanas no tuvieron el menor inconveniente en beneficiarse del trabajo esclavo de quienes estaban internados en campos de concentración y los bancos suizos tuvieron mucho gusto en embolsarse el oro de las...

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