Josefina Leroux / No fue tiempo de morir

AutorJosefina Leroux

"Vamos a salir, no es momento de morir", dijo Karla María Cepeda a su madre y abuela.

Estaban bajo los escombros del edificio donde vivían. Del cuarto piso, quedaron al nivel de la calle, pero su instinto de vida le llevó a quitarse las piedras de encima y abrirse paso arrastrándose para encontrar una salida y pedir ayuda, contó Cepeda en una entrevista televisada.

Las tres generaciones están a salvo gracias a su coraje. No sólo eso, saliendo de los escombros se unió a los rescatistas para intentar salvar a sus vecinos.

¿Qué contribuye a que algunas personas sobrevivan en un desastre? Viktor Frankl, padre de la logoterapia, fue sobreviviente de un campo de concentración nazi. Él estudió esa experiencia y escribió el libro "El Hombre en Busca de Sentido".

Los que tuvieron más probabilidades de sobrevivir, según este neurólogo psiquiatra, tenían una razón para existir, alguien con quien reunirse o algo para mantenerse con vida.

Lucía Zamora, otra sobreviviente del sismo, narró: "Me quedé a la mitad del camino. Fue el peor momento. No lo podía creer", comentó en entrevista publicada en REFORMA.

El techo no cayó sobre su compañero ni ella gracias a una silla. "Me di cuenta que no estaba herida. Que Dios me quería aquí". Tardaron 36 horas en rescatarlos.

Según el mismo Frankl, tener a Dios por refugio o a un ser espiritual, invocar a un ser querido fallecido que la proteja del miedo y la desolación, ayuda a la gente a mantenerse viva.

La supervivencia en eventos catastróficos depende también de otros factores, uno de éstos es el azar, pero también la información genética, la salud, la edad. En el sismo de 1985 en la Ciudad de México sobrevivieron varios días sepultados 14 recién nacidos.

Pero no es suficiente sobrevivir. Después de este logro hay que hacerse cargo del bienestar personal. Una vez pasado el trance y la emergencia, siguen los cuidados para sanar interiormente. Las heridas emocionales no son visibles, pero lastiman profundamente el "alma" y "corazón" humanos.

El miedo vivido, la angustia prolongada, los pensamientos catastróficos, la desolación, el aislamiento, la incomunicación, la desesperación dejan memorias dolorosas que requieren tratamiento psicológico.

Conscientes de esta necesidad, muchas organizaciones, estudiantes, psicólogos y psiquiatras ofrecen gratuitamente su ayuda en experiencias en contacto con la muerte. Se pueden encontrar en internet en...

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