José Woldenberg / Sociedad civil

AutorJosé Woldenberg

Para entendernos: la sociedad civil es la sociedad organizada. Se puede decir algo más: son los agrupamientos que intentan desahogar una determinada agenda en el espacio público. Millones de ciudadanos están fuera de esa "esfera". Recluidos en sus asuntos dan la espalda a la vida pública, la observan desde lejos como algo ajeno y lejano. Por ello nuestra sociedad civil es débil. Débil, porque solo una minoría de ciudadanos participa en asociaciones civiles, sindicatos, organizaciones empresariales, agrupaciones agrarias, ONG, y súmele usted. Y, además, como todas, es diferenciada porque en la sociedad civil hay de todo. Son parte de la misma Pro Vida y GIRE, con planteamientos no solo disímiles sino enfrentados, o la CIRT y la AMEDI cuyas agendas en diversos momentos se han contrapuesto.

La sociedad civil es un producto maduro de eso que llamamos modernidad. Se trata del conjunto de organizaciones intermedias que no forman parte del entramado estatal tradicional y que expresan intereses, reivindicaciones y propuestas propias de una colectividad contradictoria.

Desde las pulsiones estatales autoritarias la sociedad civil independiente (quizá sea un pleonasmo) es vista como algo innecesario, artificial, molesto e indeseable. Innecesaria -dirían- porque en las instituciones estatales (y solo en ellas) se encuentra depositada la legitimidad que otorgan los procesos comiciales. Artificial, porque cuando algunas agrupaciones entran en contradicción con los designios gubernamentales, no pueden sino estar motivadas por intereses inconfesables. Molesta, porque no "deja hacer", cuestiona, es una "piedra en el zapato". E indeseable por todo lo anterior.

No obstante, desde no pocas agrupaciones se ha impuesto la moda de hablar a nombre de la sociedad civil, como si la misma fuera un cuerpo homogéneo y compacto, con el agravante que suele pensarse que sociedad civil y virtud son sinónimos y que instituciones estatales y corrupción también. Así, pequeñas o grandes asociaciones, se comportan y hablan como si fueran representantes de un conglomerado más que complejo que jamás les ha otorgado esa representación. Se construye de manera artificial pero rotunda una superioridad moral impostada. En el extremo se actúa como si el "juego" entre instituciones estatales y agrupaciones...

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