José Woldenberg / El presente

AutorJosé Woldenberg

Inicio con una frase excesiva: no somos capaces, como sociedad y como sociedad política, de actuar para remodelar nuestro presente, porque estamos cruzados por dos aspiraciones impertinentes: el ansia de reconstruir un pasado que se esfumó, o la apuesta por un porvenir sin las ataduras del pasado. Ambos proyectos, si es que así se les puede llamar, obstruyen, con su bruma, lo que hoy es posible y deseable.

El rasgo más característico del México de hoy -en términos políticos- es que ninguna fuerza puede hacer y deshacer por sí sola. Una pluralidad equilibrada habita los órganos de representación y es la característica más relevante del largo, venturoso y anticlimático proceso democratizador. Esa realidad es del tamaño de una catedral, pero se nubla en aras de fantasías inasibles.

No es difícil detectar en los humores públicos una cierta añoranza por el pasado, que como todos los ensueños tiende a pintar con tonalidades dulces lo que acontecía hace algunas décadas. Existe un resorte nostálgico casi inercial en no pocas franjas de la población. "Todo tiempo pasado fue mejor" expresa no sólo en nuestro país el desencanto con el presente imperfecto (que nunca dejará de serlo). Y siempre se podrán encontrar ejemplos para ilustrar esa melancolía: ante la ola criminal, el orden y la tranquilidad; de cara al crecimiento de la informalidad, el incremento sostenido del trabajo asalariado; frente al empantanamiento de diferentes iniciativas en el Legislativo, la rapidez de su procesamiento mecánico. No se trata de mentiras sino de medias verdades aderezadas por la nostalgia. Si añoramos el pasado, entonces el futuro debe parecerse a los tiempos idos.

Quienes en materia política creen que el pasado es recuperable, que es un modelo para el futuro, que vale la pena repetir sus partituras, evocan el orden (vertical), la Presidencia poderosa (omnipotente), las mayorías legislativas pre construidas (y alineadas), y ven en el presente caos, debilidad, empantanamiento, morosidad. Proponen entonces la reintroducción de cláusulas de gobernabilidad en el Congreso (o alguna fórmula similar), para que si ningún partido obtiene la mayoría de todas maneras la ley se la otorgue a uno. Se trata de que quien gane no tenga onerosos contrapesos, pueda gobernar sin obstáculos, cuente con los atributos para reconstruir la política de ayer en las condiciones del presente. No pueden pensar el futuro sino como una vuelta al pasado.

Para quienes creen que el futuro puede ser...

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