José Núñez Castañeda / La vida de los peatones

AutorJosé Núñez Castañeda

Al mundo lo vemos diferente cuando estamos en posiciones distintas. Quien va manejando su automóvil, un camión o un microbús está seguro de que los peatones son imprudentes, caminan debajo de las banquetas, cruzan la calle por cualquier lado, no utilizan los pasos a desnivel o salen corriendo de repente. En cambio, los peatones consideran que la imprudencia es atributo de automovilistas y choferes, quienes invaden los pasos peatonales, dan vuelta sin precaución alguna, avientan los vehículos encima de la gente o no respetan las señales de los semáforos. Lo que parece más sorprendente es que una misma persona cambia de parecer cuando va detrás del volante o cuando camina a pié.

Lo sorprendente en la actualidad es una autoridad empeñada en dar prioridad al automóvil sobre el peatón y sobre el medio de transporte de quien no es propietario de un vehículo. Olvida la vida peatonal, en especial de quien no es propietario de un coche, de quien padece el transporte público diariamente. Está preocupada por pasos a desnivel o viaductos elevados, pero no le interesan las banquetas por las que camina el hombre de a pié, ni los obstáculos que tiene que librar diariamente: le interesan los parquímetros porque son ingreso, pero no las banquetas porque son egreso. Las banquetas ya no son un espacio para poder caminar, están rotas, con desniveles. Ponemos rampas en la esquina para poder subir una carriola o una silla de ruedas, pero después empiezan los agujeros, los destrozos de los árboles, los restos de la obra inconclusa de un cableado, una tubería o la compostura de una fuga de agua. Proyectamos viaductos elevados o pasos a desnivel, quitamos los pasos peatonales para...

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