José Agustín/ Las sesiones del pescador

AutorJosé Agustín

A Pedro Moreno

Uno de mis grupos favoritos de los últimos 20 años es The Waterboys, uno de los mayores de la historia del rock, que se inició con tres discos de un rock vivo, muy eléctrico, intenso, suntuoso y poco convencional; después pasó a un folk rock inspiradísimo y profundo, el de las magistrales The Fisherman's Blues Sessions, y al final acabó fusionando las dos tendencias con gran fortuna.

El grupo fue formado por Mike Scott. Este escocés, nacido en 1958, se inició en el rock desde la adolescencia tocando en conjuntos punk y pronto formó su primer grupo, Another Pretty Face, que cuando menos tenía un nombre muy divertido. En Londres, Scott se conectó con Anthony Thistlethwaite, que a su vez tocaba guitarra, mandolina y bajo, pero se especializaba en el saxofón, y crearon The Waterboys.

En un principio éste puede parecer un nombre bastante menso, pero no lo es tanto porque salió de un verso de la rola "The Kids", que Lou Reed grabó en su famoso disco Berlin, y porque manifiesta la atracción hacia el mar que desde siempre Scott comparte con Procol Harum. También, claro, es una muestra de sencillez de la buena.

Thistlethwaite y él grabaron el disco The Waterboys en 1981 con el baterista Kevin Wilkinson. Entre lo que se producía en esa época (Talking Heads, Dire Straits, The Cars, The Pretenders, The Clash, Joy Division y otros de principios de los 80), el sonido de los Waterboys era completamente distinto. Si acaso el uso del saxofón y la suntuosidad lo emparentaban con Supertramp.

Pero era algo muy diferente, con un rock vivo y aires de grandiosidad, incluso de majestuosidad, como si lo tocara una sinfónica o una de las grandes bandas de los años 40. Por eso le llamaron "gran música", título de una de sus canciones. The Waterboys, un disco muy rocanrolero, en momentos se acercaba al jazz, y lo que planteaba era enfático, firme y sin titubeos, con cierta persistencia y un encaje rítmico del requinto, cargado de intensidad, que antecedió al estilo de The Edge en U2 o el de Frankie Goes to Hollywood.

Las letras de Scott eran originales, poéticas, con referencias a la literatura ("diciembre es el mes más cruel" es una variación del famoso verso de T.S. Eliot, en el que abril se volvió diciembre); también están abiertas al amor, a la observación inteligente de la realidad, por lo que le duelen las cosas del mundo. En los discos posteriores las letras se refinaron y se enfilaron hacia una religiosidad mística, al interés por el folclor y a...

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