José Agustín/ Phil Dick y el cine

AutorJosé Agustín

Casi todo el material de este fértil autor (más de 30 novelas y 5 voluminosos tomos de cuentos) es aptísimo para el cine, pero lo han ido descubriendo lentamente, aunque, desde hace rato, no han dejado de saquearle ideas sin darle el menor crédito, como en El Show de an), Volver al Futuro (Zemeckis) o Terminator (Cameron), sin contar con chafeces sobre androides, cyborgs, computadoras dictatoriales, problemas de identidad o virtualidades cuya frontera con la realidad es imprecisa, como The Cell, de Tausem Singh, o Existenz, de David Cronenberg.

Desde que la sensacional novela "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?" (1968) fue convertida en Blade Runner por Ridley Scott, ha ido creciendo el interés cinematográfico por Dick. Scott se tomó todas las libertades que quiso con la historia e incluso le rebanó una parte medular, la fiebre religiosa por una máquina con la que la gente sufre virtualmente la agonía del mesías Mercer, quien asciende una colina mientras lo apedrean. En cambio, Scott incorporó un toque genial que además es cadickiano por excelencia: el androide perfecto cuya fase de vida es de estratégicos cuatro años y que asesina, nietzscheanamente a su creador.

A la vez se desarrolla una trama de amor entre el ejecutor de replicantes, el blade runner (memorable Harrison Ford como Rick Deckard), con Sean Young, la bella androide que ni siquiera sabía que lo era y que deja ver la complejidad del tema: qué es lo humano. Bueno, Ridley Scott tomó a Dick como trampolín para hacer lo que él quería, lo cual en este caso sin duda fue válido porque realizó una obra maestra.

El Vengador del Futuro (Total Recall), de Paul Verhoven (1990), a su vez está basada en "We Can Remember It For You Wholesale" (quién sabe cómo tradujeron esto las editoriales gachupas, pero quiere decir algo así como "Nosotros lo Recordamos por Usted a Precios de Ganga"). El cuento, magistral, bordea el tema de la identidad, pues un hombre descubre que en realidad es otro, a quien, por razones políticas, le "borraron el disco duro" y le implantaron una personalidad falsa con recuerdos y todos los detalles. Verhoven trató el asunto más industrialmente y logró un taquillazo con Sharon Stone y Arnold Schwarzenegger (ni modo), pero la espectacularidad hollywoodense diluyó en mucho las sutilezas e ironías de Dick.

Cinco años después, Christian Duquay adaptó otro gran cuento dickiano, "The Second Variety (La Segunda Variedad)", de 1952, y realizó Screamers, con Peter Weller y Jennifer Rubin. Dick decía que este relato quintaesenciaba su gran tema: ¿quién es...

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