José María Muriá/ La grandeza de Ramón Corona

AutorJosé María Muriá

En 1858, cuando tenía sólo 21 años, Ramón Corona dejó su ordenada y metódica vida que llevaba en el Mineral de Motage, en el actual estado de Nayarit, para lanzarse a combatir a favor de los liberales y en contra de Manuel Lozada y su gente de la Sierra de Alica, que tanto hostigaba y perjudicaba a los liberales, así como al libre desarrollo de la empresa en la que él trabajaba.

Su campaña militar, durante nuestra llamada Guerra de los Tres Años (1858-1860), fue de una brillantez tal que la terminó con el grado de coronel; pero no pudo alcanzar el éxito completo, ya que el "Tigre de Alica" seguiría siendo su mortal enemigo por muchos años más.

La intervención francesa volvió a llevar a Ramón Corona al campo de batalla y al enfrentamiento con Lozada, quien optó por declararse partidario de los extranjeros. Fue precisamente la figura de Corona la que logró que se le atribuyera el mayor mérito de la lucha contra los imperialistas en el occidente de México y que el adjetivo de libertador le fuera dado, cuando sus tropas penetraron en Guadalajara a fines de 1866, en los momentos en que las tropas mexicanas avanzaban sobre la Plaza de Querétaro, donde se le daría la puntilla al Imperio.

Pero Corona todavía sería el actor principal de una nueva gesta que le daría aun mayor prestigio entre sus paisanos. Su tradicional enemigo, Lozada, logró sobrevivir al Imperio de Maximiliano, gracias a un oportuno viraje hacia la neutralidad. Así, una vez restaurada la República, en 1867, fue cobrando nuevos bríos y creándole mayores problemas al Gobierno.

Finalmente, ahora bajo la bandera del Plan Libertador de los pueblos de Alica y de la creación de la República de Occidente, abandonó las abruptas sierras nayaritas, donde había demostrado ser invencible, para salir a campo más plano y lanzarse a la conquista de Guadalajara.

El movimiento de Lozada, tan vituperado por la historiografía liberal, era una curiosa mezcla de la reivindicación del indio contra el blanco y del franco rechazo de la propiedad privada, con el amparo de los contrabandistas ingleses y mexicanos que operaban por el Puerto de San Blas y otros lugares de la costa del actual Nayarit. Ello ayuda a entender, por una parte, el gran apoyo popular que obtuvo...

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