José María Arteaga

AutorAngel Pola
Páginas377-385
˜ 377 ˜
JosÈ M aa A rteaga
1827-1865
LLENA TO DA la época del Imperio con su re-
cuerdo, y el de su fin trágico aún hincha
de odio y de venganza el corazón de los
mexicanos.
Sus biógrafos no han hecho más que
encabezar editoriales con su ilustre nombre,
considerando muy a la ligera la Intervención
y el Imperio, sin referir absolutamente nada
de su nacimiento, su niñez, su educación
y su entrada en el ejército. Los bien infor-
mados escriben que fue general, gobernador
y que murió pasado por las armas, dándo-
le Aguascalientes por pueblo natal, y nada
más. Uno hay, para colmo es el que le da por
tener autoridad de biógrafo, que ha desem-
polvado gacetillas y en trefilets, y todo esto
así remendado lo intitula biografía del gene-
ral José María Arteaga, en un libraco cuyo
enorme volumen está en relación directa de
la inexactitud y la carencia de datos.
El general José María Arteaga no nació
en Aguascalientes, como aseguran los histo-
riadores, sino en México el 7 de Agosto de
1827. Sus padres fueron D. Manuel Arteaga,
un militar humilde al que le picaban mu-
cho los puntos de honra, y doña Apolonia
Magallanes, toda una señora entregada al
trabajo y al cuidado de sus hijos. Don Ma-
nuel se retiró a la ciudad de Aguascalientes y
abrió una tienda de comercio al por menor,
para poder pasar la vida. Hasta 1836, José
María, que era el primogénito, no tuvo otro
mundo que la tienda y la escuela del señor
Ignacio Islas, “hombre sabio y honrado que
le infundió buenas máximas y buena educa-
ción”. Entonces el gobierno dispuso que D.
Manuel partiese a San Luis Potosí a prestar
sus servicios como militar. Al año falleció y
la familia tuvo que regresar.
Desamparada y pobre cifró sus esperan-
zas en José María, ya de edad de diez años,
que quiso aprender el oficio de sastre en el
taller de D. Pedro Magallanes, hermano de su
madre. Más tarde pasó a ser dependiente de
la tienda de comercio del Sr. José Rangel. El
año de 1848, al pronunciarse en Aguascalien-
tes contra los tratados de Guadalupe el gene-
ral Mariano Paredes, el Lic. Manuel Doblado
y el presbítero Celedonio Domeco de Jarau-
ta, Arteaga brincó el mostrador y formó en

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