José Luis Lezama/ Hambre y transgénicos

AutorJosé Luis Lezama

Personalmente no comeré nada que haya sido genéticamente cambiado, tampoco serviría de este tipo de productos a mi familia ni a mis invitados.

Príncipe Carlos

Los transgénicos en el campo de la agricultura pueden ser vistos como la respuesta de la alta tecnología a los problemas de la baja productividad o de la escasez de alimentos. Son frecuentemente presentados como una de las señales del triunfo del hombre sobre las limitaciones del mundo natural. Para algunos pudiera ser la prueba de la manera en la que el hombre puede superar las restricciones impuestas por la escasez física de satisfactores, el agotamiento de los suelos y la sobrepoblación. Algunos pensadores han visto a la tecnología, como es el caso de la aplicada por la ingeniería genética, como uno de los ejemplos de aquello que la humanidad puede hacer para escapar al sombrío futuro previsto por Malthus hace poco más de 200 años. De acuerdo a Malthus, a menos que se ejerciera control sobre la maternidad no deseada, para lo cual predicaba la abstinencia, el mundo enfrentaría escasez de alimentos y hambrunas, puesto que, mientras la producción de alimentos crecía aritméticamente, la población lo hacía exponencialmente. En México, tanto las autoridades agrícolas, como algunos investigadores y funcionarios de gobierno, plantean que la aprobación del uso de transgénicos puede convertirse en un factor crucial para resolver el problema del hambre y desnutrición que aqueja a millones de mexicanos. Estos supuestos me llevan a dos reflexiones.

La primera tiene que ver con el falso postulado de que el problema del hambre y de la pobreza tiene únicamente que ver con la escasez natural o física de los productos alimenticios. Para quienes sostienen este punto de vista, el hambre en México y en el mundo se resolvería en la medida que se pusieran en práctica técnicas que incrementaran la productividad, de tal manera que los suelos rindieran más y los procesos productivos fueran más rentables: el resultado sería contar con un volumen mayor de la riqueza socialmente producida. Aquí entra en escena precisamente la biotecnología, y uno de sus desarrollos más preciados, los transgénicos, productos de origen animal o vegetal cuya composición genética ha sido manipulada para expandir las formas de la vida, aumentar el valor nutricional, el rendimiento y la resistencia de los cultivos a animales y plantas nocivas.

Considerado desde el punto de vista de aumentar el valor nutricional de los bienes que...

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