José Agustín/ Lawrence Ferlinghetti y los Beatles

AutorJosé Agustín

En diciembre del 2002 estuvo en México el gran poeta estadunidense Lawrence Ferlinghetti, el último de los Grandes Beats, que aún vive. Tiene 84 años de edad, pero su vitalidad es portentosa. Lee sus poemas de pie, bajo una muy flexible y discreta puesta en escena; su voz es fuerte y llena de matices, y como Burroughs a esa edad no parece privarse de los placeres. Es alto, recio, de tez bronceada, y se viste y se comporta con extrema sencillez; si acaso, cuando está cansado, se introvierte.

La revista Generación y el INBA dedicaron toda una semana a Ferlinghetti, quien, por cierto, oficialmente ha sido nombrado "el Poeta de San Francisco". Lecturas, ponencias, conversaciones, debates, performances y actuaciones de grupos de jazz y rock culminaron en la Sala Ponce, de Bellas Artes, el viernes 13 de diciembre con una mesa integrada por los poetas Sergio Mondragón, Alberto Blanco, José Vicente Anaya y Juan Beat, más Carlos Martínez Rentería, como moderador, y yop.

Hubo música muy locochona a cargo de Benjamín Anaya y Germán Bringas entre las ponencias y las lecturas, porque Lorenzo leyó sus poemas, varios de ellos escritos durante esos mismos días en la Ciudad de México (por cierto, el Fer tiene una letra padrísima; lo pude observar porque me tocó a su lado). Ferlinghetti declamaba en inglés y luego Sergio Mondragón leía, estupendamente, la versión al español, a pesar de que hubo traducción simultánea para una Sala Ponce repleta como pocas veces (un buen de gente que hacía cola en las marmóreas escalinatas del Palais des Beaux Arts se quedó sin entrar).

En la mesa, Alberto Blanco y Sergio Mondragón estuvieron especialmente brillantes e introdujeron muy bien la obra del Poeta de San Francisco. Se habló mucho de que, como William Burroughs, Ferlinghetti nunca aceptó que lo considerasen "beat", pues, como muy bien dijo José Vicente Anaya, en realidad los dos trataban de eludir las etiquetas fáciles ya que éstas, por lo general reductivistas y estereotipantes, tienden a diluir los rasgos y valores individuales. Los dos querían que su obra fuese vista en sí y no como parte de un grupo, por muy mítico y prestigiado que éste fuera. Sin embargo, en realidad, esto vino a alimentar la leyenda y a convertirlos en miembros-no-miembros de la generación golpeada y beatífica.

A fines de los 50, el de los beats se convirtió en un gran movimiento contracultural verdaderamente masivo. Pero primero fue un grupo pequeño. En 1947 Jack Kerouac, de 23 años, y Allen...

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