José Ignacio Lanzagorta / Sandra Cuevas y la polarización

AutorJosé Ignacio Lanzagorta

Sandra Cuevas comprende bien que la política es espectáculo. Tal vez su problema ha sido de calibración. Desde un peculiar, estridente y a veces insoportable estilo de irrumpir en la conversación pública, ha decidido utilizar el espectáculo como trampolín para colarse en la escena nacional. Gobierna una de las 2 mil 400 unidades del más pequeño nivel de Gobierno, pero justo aquella que encierra uno de los territorios más dinámicos y notables del País. Y además, sin una trayectoria política consolidada y a partir de alianzas y padrinazgos, lo hizo arrebatándosela a quienes dominan los dos niveles superiores al suyo. Y decidió confrontarlos.

Resulta complejo gobernar la Alcaldía Cuauhtémoc. Es asiento de los flujos más intensos y heterogéneos de la Ciudad de México: a la actividad política, comercial, laboral, de negocios y turística, se suman complicadas inercias de vivienda, infraestructura, desigualdad y violencia. En la Cuauhtémoc convergen poderosas organizaciones sociales (vecinales, populares, comerciales, empresariales e incluso criminales) y que sostienen vínculos con grupos políticos. Los límites entre las responsabilidades locales, de Gobierno central y federal se confunden. Gobernar la Cuauhtémoc exige vínculos, coordinación y tolerancia a la frustración. El margen de un alcalde es, en realidad, pequeño.

En esa maraña que podría asfixiar a cualquiera, Sandra Cuevas comenzó su Administración con la vistosidad. Su escandalosa toma de posesión que incluyó alfombra roja, bengalas y mariposas muertas no fue sino un anticipo de lo que vendría. Continuó con las cámaras encendidas hacia su colorido guardarropa y...

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