José Agustín/ Globalizados estamos, es que no comemos

AutorJosé Agustín

La internet me ha resultado un excelente instrumento de trabajo, y eso que soy un analfabeta funcional entre los internautas: tardo unos 12 a 15 años en entender cómo aprovechar los sitios o bajar las cosas y no utilizo ni un 10% de las posibilidades de la red.

Pero aun así obtengo información rápida y ahora muchas veces me descubro trabajando desde dentro de la telaraña, con enciclopedias y sitios que me dan todo tipo de información, listos para ser llamados. Antes tenía que pararme a cada rato, ir al librero y volver a la máquina, si no es que a telefonear a quien pudiera ayudarme. Bueno, claro que sigo haciéndolo, pero mucho menos.

Por supuesto, una increíble utilidad para mí, como para todos, ha sido la transmisión de correos y archivos con textos o imágenes. Mis últimos libros los he enviado por vía electrónica; se quedaron atrás los tiempos en que se llevaba o se mandaba un diskette, y en la prehistoria cuando había que entregarlos mecanografiados en cientos de páginas.

Sin embargo, procuro no fetichizar las computadoras y no quiero pasarme las horas frente a ellas; no soy ciberadicto, las utilizo para trabajar y raras veces para divertirme, lo cual, por cierto, debería hacer más de vez en cuando. Pero yo, como Humbert Humbert, sólo tengo palabras para jugar.

La internet también me ha resuelto las compras de libros y discos que ahora me llegan a casa y a pesar de los gastos internacionales de envío me resultan un 20 por ciento más baratos que en las tiendas mexicanas. Claro que no dejo de ir a las librerías y a las tiendas de discos de la Ciudad de México y en el extranjero porque es un placer incomparable curiosear y descubrir maravillas, pero yo, que vivo en una ciudad pequeña sin muchos servicios culturales, suscribirme a revistas y adquirir libros y discos vía internet me ha permitido estar un poco más al día.

Además, la red cibernética no fue una imposición de arriba, y por eso se convirtió en un espacio libre para todo tipo de ondas, buenas o malas, y esto es utilizado por todos, desde los detentadores del poder hasta los movimientos de las oposiciones o de la sociedad civil. Esa posibilidad de funcionar políticamente es lo que motiva los constantes intentos de los gobiernos, especialmente el de Estados Unidos, para controlar lo más posible la internet. En otros países ésta se halla muy limitada o de plano prohibida.

Bueno, todo esto ha sido un prologuín para ver un ejemplo real de globalización, la cual debería ser una...

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