José Carlos García Fajardo/ Hipocresía infinita

AutorJosé Carlos García Fajardo

Es estruendoso el silencio del Secretario General, Kofi Annan, cada día más al servicio de los grandes intereses de las potencias del norte y de las transnacionales financieras a las que ha acudido para que le ayuden a compensar el endémico déficit presupuestario de la ONU.

No ha dejado de llamar la atención que, en el mismo día que Estados Unidos sufría el execrable atentado terrorista en objetivos simbólicos de su poder, el Congreso aprobara sin discusión el pago a la ONU de la deuda que venía arrastrando durante años y que se limitaba a ir aliviando con las cantidades justas para no perder su derecho de voto y de veto.

¿Qué pretenden ahora con este secuestro de los poderes fundamentales de la más alta institución supranacional del mundo? Aducir que no pueden garantizar la seguridad de los participantes en la Asamblea de la ONU no es verosímil. Bien se protege a los dirigentes que acuden a rendir pleitesía al César en plena crisis.

Como si los terribles hechos del día 11 no hubieran demostrado que el más poderoso enemigo del sistema estadounidense no está fuera de su territorio ni va a requerir de los escudos de misiles que le exige la insaciable industria armamentista. El enemigo está dentro de sus fronteras y se mueve como pez en el agua utilizando sus técnicas, sirviéndose de sus circuitos financieros y en muy posible connivencia con esos 900 mil millones de dólares procedentes del narcotráfico y del crimen que cada año se blanquean a través del aséptico sistema bancario impuesto por el modelo de desarrollo imperante.

La historia pedirá cuentas a un Secretario General de la ONU que no ha sabido estar a la altura de su compromiso histórico. Como sucederá con el Presidente Bush que, ensoberbecido por una victoria electoral más que discutible, se instaló en un progresivo aislacionismo, en una política prepotente de desprecio a los grandes acuerdos internacionales como el Tratado de no Proliferación de armas nucleares, la prohibición de desarrollar armas químicas y bacteriológicas, la no-ratificación del Tribunal Penal Internacional para perseguir crímenes contra la humanidad, la no-ratificación del Protocolo de Kyoto en defensa del medio ambiente y la no-ratificación del Tratado de Derechos del Niño firmado por todos los países del mundo excepto por Estados Unidos y Somalia.

¿Con qué autoridad moral prohibirá a India y a Paquistán que desarrollen sus programas nucleares? ¿Qué fuerza tendrá para presionar a Iraq en ese injusto embargo que...

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