Dr. José Buendía Hegewisch

AutorDr. José Buendía Hegewisch
Cargo del AutorPresidente de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, México.
Páginas116-120

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Muchas gracias al gobierno de Michoacán al IAPMI y al INAP de España.

Me referiré en primer término a algunos apuntes sobre la situación del estado de la gobernabilidad en América Latina, de la cual en medio de los fenómenos, México no es ajeno, y un par de apuntes sobre un elemento que me parece sustantivo hoy, para entender el funcionamiento de la gobernabilidad como los medios de la comunicación y cómo los medios inciden en la gobernabilidad.

Desde luego, tras el ánimo democratizador que todos pudimos ver en los años ochentas, América Latina cada día y México no es una excepción, tiene más problemas con la gobernabilidad y estos problemas se proyectan incluso en la generación de dudas sobre la propia democracia. Comienzan a escucharse por distintos lados, preguntas como, democracia está muy bien, pero democracia para qué. Y seguramente esta pregunta vendrá, entre otros, de muchos sectores mayoritarios en nuestra región que en la última década o más de una década no han visto incrementar su ingreso per cápita y en cambio han visto cómo se han profundizado las desigualdades y los desequilibrios en la concentración de la riqueza.

El que se genere esta clase de preguntas, desde luego, lo que nos pone de manifiesto también es la existencia o inicio de cierta actitud de desconfianza hacia las propias instituciones democráticas. Mediciones como latino barómetro nos indican, por ejemplo, de 1996 a 2004, la confianza de los latinoamericanos en las instituciones representativas, gobiernos o partidos disminuyó, no ha tenido más de un 30% de confianza ciudadana.

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Desde luego, son fenómenos que tienen una incidencia directa sobre la adhesión de los ciudadanos hacia las instituciones y, por supuesto, se proyectan en un cierto desencanto de la democracia que tanto costó trabajo conseguir en nuestro continente. En palabras de Juan Lins, ese estado de crisis en la región implica que los gobiernos tienen problemas serios de ineficiencia y, por supuesto, de falta de legitimidad en el funcionamiento de la democracia.

Dejando de lado los casos más violentos de golpes de estado, de revueltas violentas, podemos convenir, y así es como lo quiero entender en esta introducción, en que cualquier gobierno, para no tener una existencia precaria, necesita mínimos de eficacia, de eficiencia y de legitimidad para poder llevar a cabo sus proyectos y ser aceptados por los ciudadanos. Implica este concepto dos cosas: uno, la posibilidad de que los...

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