José Woldenberg / Muchos Méxicos

AutorJosé Woldenberg

Una profunda fractura social marca nuestra convivencia (para llamarla de alguna manera). Somos una sociedad fragmentada y polarizada. Una serie de islas autorreferentes con escasos puentes de comunicación y escindidas por una desigualdad oceánica. Mientras en 2010 el 10 por ciento de los hogares más pobres apenas recibía el 1.5 por ciento del ingreso total, el 10 por ciento más rico concentraba el 37. Mientras la mitad más pobre recibía el 19.3 por ciento del ingreso, la mitad "más rica" se quedaba con el 80.7 (Fernando Cortés. "Medio siglo de desigualdad en el ingreso en México", 2013). Esa situación genera realidades no solo distintas, sino alejadas unas de las otras. Son islotes tapiados que solo ven por sus propios intereses y no pueden (o no quieren) ver por el conjunto.

Extrema riqueza y extrema pobreza coexisten en el territorio nacional y el conjunto de grises intermedios no puede construir un nosotros inclusivo. Por el contrario, lo que aflora y se expresa son la infinidad de "nosotros" particulares, cada uno con sus intereses, expectativas, reclamos y horizontes propios. Lo que la Cepal con buen ojo clínico ha diagnosticado como un déficit de cohesión social. Cada quien -organización, grupo o pandilla- ve para su propio santo, porque lo que le suceda al resto no le incumbe, no se reconoce en los otros, no los considera dignos de atención.

Ese archipiélago no genera puentes de contacto; divide y crea desconfianza mutua, y sobra decir que la mano invisible del mercado, tan potente para premiar y castigar, para estimular la competencia y la innovación, es ciega ante las desigualdades que en su despliegue se generan. No hay que esperar de él ni piedad ni correcciones. Hace lo que hace. No es un mecanismo juicioso sino inclemente. Por ello, si no queremos convertir a la sociedad en un mercado, se requieren políticas que pongan en el centro de su atención la construcción de un nosotros inclusivo y una sociedad menos polarizada. No solo por razones éticas -que a muchos no conmueven-, sino por razones políticas es imprescindible pensar si seremos competentes para construir una convivencia digna de tal nombre.

¿Será la reforma fiscal/social presentada por el gobierno un primer paso o pasito? Plantear una pensión universal para mayores de 65 años y un seguro de desempleo temporal, elevar el Impuesto Sobre la Renta a quienes ganan más de 500 mil pesos al año, gravar la venta de acciones, aplicar IVA al pago de colegiaturas y a la...

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