José Woldenberg / Faltan piezas

AutorJosé Woldenberg
  1. En la iniciativa presidencial de reforma energética se plantean, entre otros, los siguientes cambios constitucionales: A) Que donde dice: "Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos... no se otorgarán concesiones ni contratos", ahora diría "no se expedirán concesiones y la Ley reglamentaria respectiva determinará la forma en que la Nación llevará a cabo las explotaciones de esos productos...", y B) "Corresponde exclusivamente a la nación el control del sistema eléctrico nacional, así como el servicio público de trasmisión y distribución de energía eléctrica; en dichas actividades no se otorgarán concesiones, sin prejuicio de que el Estado pueda celebrar contratos con particulares en los términos que establezcan las leyes, mismas que determinarán la forma en que podrán participar en las demás actividades de la industria eléctrica". (Art. 27, los subrayados son míos). Eso quiere decir que, por lo menos en esos dos terrenos, no tendremos la película completa hasta conocer las leyes secundarias que modularán esos preceptos constitucionales. Ya sé que ésa es la ruta tradicional y la que marca la buena lógica (primero lo primero y luego lo derivado), pero...

  2. Remembranza extraña. Luego de las elecciones de 1988 resultó claro que la trama normativa e institucional que las sostenía había saltado por los aires. Que simple y llanamente no podía ofrecer garantías de imparcialidad a los contendientes. En aquellas fechas resultó transparente -para quien quisiera verlo- que la diversidad política del país no cabía más bajo el manto de un solo partido político, que la competitividad iba a la alta, pero, por desgracia también, que las reglas y las instituciones no estaban diseñadas para reconocer y procesar correctamente esas nuevas realidades. Por el contrario, el edificio electoral no solo resultaba parcial sino faccioso. Era necesaria una reforma profunda a eso que llamamos el sistema electoral. A esa operación concurrieron el gobierno, el PRI y el PAN, luego de múltiples escarceos. Y puede decirse que, en efecto, se realizaron cambios importantes tanto constitucionales como legales que pusieron en pie a nuevas instituciones (IFE y Tribunal Federal Electoral). Pero eso no me interesa por lo pronto. Sino recordar un episodio en el que se hizo de la necesidad, virtud.

    Por supuesto, era imprescindible primero modificar la llamada Carta Magna y luego acometer las reformas legales correspondientes. Y si mal no...

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