José Woldenberg / PISA. Los maestros

AutorJosé Woldenberg

La educación es la herramienta que permite estar en el mundo superando la "animalidad". Se trata de un derecho y de una puerta de entrada. Un derecho que construye conocimientos y habilidades que por sí mismos mejoran la comprensión del entorno, la calidad de la vida y permite un desempeño más racional y productivo. Y una puerta de entrada porque se trata de un "derecho habilitante" que permite apropiarse de otros derechos. Sin educación, los derechos de organización, expresión, salud, trabajo, etcétera, se vuelven remotos, inaccesibles. Y sin ella, los fenómenos de exclusión son más probables. Además, y con razón, la educación está muy bien valorada. Sólo como ejemplo: en el ejercicio de consulta que el IFE realizó en 1997 con niños y jóvenes, en todas las entidades del país la educación apareció como el derecho más apreciado.

Las malas noticias, sin embargo, son que nuestro sistema educativo no está preparando a los jóvenes con las habilidades mínimas y necesarias. En el examen PISA, que es la evaluación internacional que la OCDE hace a los alumnos de 15 años en diferentes países, México quedó muy mal parado. En 2006 participaron 57 naciones, las 30 de la OCDE y 27 más. México quedó ubicado como el último de la OCDE.

¿Qué significa que uno de cada dos estudiantes mexicanos de 15 años haya quedado en los niveles cero y uno en lectura, aritmética y ciencia? En relación a la lectura, esos alumnos pueden identificar las palabras pero no las ideas o nociones que con ellas se construyen (ejemplo: saben que en el párrafo leído aparece la palabra cuchara pero no entienden cómo se anuda con las otras). Y en relación a las matemáticas no son capaces de resolver un problema simple que requiere un razonamiento elemental (ejemplo: si en una mezcla se necesitan dos litros de leche, un kilo de harina y cuatro huevos, y sólo tenemos un litro de leche, ¿a cuánto debemos ajustar el resto de los ingredientes?).

La evaluación intenta medir habilidades fundamentales y elementales para detectar qué tanto la escuela está cumpliendo con su misión y qué capacidades tienen los estudiantes para vivir en el mundo moderno. Y todo parece indicar que en nuestro caso los resultados no mienten: estamos fracasando de manera rotunda en un terreno más que sensible, pues de él depende en buena medida la calidad de la convivencia social.

Gracias al examen sabemos muchas cosas: que estamos en el último lugar de la OCDE, que Finlandia, Canadá, Japón, Australia y Corea del Sur...

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