José Woldenberg / Documentales
| Autor | José Woldenberg |
En la India, en un desierto fantasmagórico, unos niños descalzos van a la escuela (Camino a la escuela de Aseem Misra); en la cordillera de los Andes se conjugan la vida de los mineros y un instrumento tradicional, el charango (El Charango de Jim Virga); en Estambul, una bella niña se inicia en los bailes derviches, como parte de la tradición mística Sufi (Yo la llamo Ángel de Nefin Dinc); en León, Guanajuato, la fabricación de calzado y la afición por el futbol se entrelazan y marcan la vida de la ciudad (Los pies del león de Francisco Javier Padilla); en Calcuta, miles de jóvenes trabajan, hablando en inglés, en infinidad de call-centers (Llamada desde Calcuta de André Hormann); a través de una serie de fotografías, que tienen como referencia un mismo edificio, se recrea la historia reciente de Hiroshima, antes y después de la bomba atómica (200,000 fantasmas de Jean-Gabriel Périot); a la Habana, Cuba, llegan los migrantes de las provincias de oriente que viven marginados y discriminados (Buscándote Habana de Alina Rodríguez Abreu); en Tokio, el testimonio de un hombre de la calle que vive junto al río en una casucha (Homeless me de James Newton); en Londres, un ejercicio vouyerista que intercepta las conversaciones telefónicas realizadas en la calle (La intimidad de los desconocidos de Eva Weber); en Recife, Brasil, un pintoresco personaje es al mismo tiempo "estilista" e integrante del peor equipo de futbol del mundo (Mauro Shampoo: futbolista, peluquero y hombre de Paulo Henrique Fontenelle y Leonardo Cunha); en las cercanías de Real de Catorce, un europeo convertido en huichol tira sus netas (Camino de Berenice Manjarrez Vericat).
Eso y más (en total fueron 25) tuve la oportunidad de ver como jurado de la categoría al mejor cortometraje dentro del 2do. Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DOCSDF) que se llevó a cabo del 27 de septiembre al 6 de octubre. Temas, tratamientos, situaciones, coloridos, problemas, idiomas diferentes y que en conjunto expresan las más diversas sensibilidades, enfoques y destrezas. Se trata de un banquete que nadie puede abarcar (se recibieron más de 640 documentales de 65 países), pero que, aunque sea a través de algunos bocados, nos pone en contacto con un potente movimiento de alcances mundiales, amorfo, sin centro reconocible, cruzado por pulsiones encontradas: el cine documental.
Quizá son las nuevas tecnologías (el video) con su abaratamiento de costos y su fácil...
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