José Luis Lezama / Vauban, ciudad del futuro

AutorJosé Luis Lezama

Situada en el sur de la ciudad de Friburgo, en el suroeste de Alemania, cerca de la frontera con Francia y Suiza, en los confines de la Selva Negra, con sus casas y edificios en intensos y delicados tonos rojos, azules y amarillos, Vauban representa para muchos la posibilidad de hacer realidad la utopía: construir una ciudad reconciliada con la naturaleza y con las necesidades humanas básicas; una ciudad más igualitaria, más sana y apropiada y gozada por sus habitantes. Para otros, Vauban es sólo quimera, ciudad irrealizable, eco-fantasía: campana de cristal en un mundo acosado por el mercado, la competencia, el individualismo, la contaminación y el fantasma del cambio climático.

Un gran letrero a la entrada del distrito da cuenta de esa ilusión: "Estamos creando el mundo que queremos". Esta frase epitoma de alguna manera el espíritu eco-libertario de quienes la concibieron a principio de los años noventa, una vez que el Ejército francés encargado de la administración de este cuartel militar de la era nazi la abandonó y se incorporó al municipio de Friburgo, después de la reunificación alemana. Se cuenta que un pequeño grupo de ex militantes de los movimientos antinucleares de los setenta y ochenta, reunidos en un bar de Friburgo, concibió la idea de crear una ciudad ecológica, igualitaria y democrática. Este grupo formaría el llamado Forum Vauban, quien negoció con la autoridad para emprender el proyecto, convirtiéndose en una forma organizada de participación ciudadana para la planeación inteligente de este lugar.

Vauban, que es considerada hoy día como un modelo de ciudad ecológica en Europa y como un ideal de ciudad libre de autos, se presenta al mundo como una esperanza de vida mejor, con relación a las congestionadas e inhumanas metrópolis del mundo moderno. Su población es de más de 5 mil habitantes en un espacio de más de 38 hectáreas, el 70 por ciento de las familias no tiene automóvil, más de la mitad vota por el partido verde, 30 por ciento de sus habitantes son menores de 18 años, el nivel promedio de escolaridad es bastante alto y cuenta con una muy baja tasa de nacimientos.

A excepción de la avenida principal, por donde circula el tranvía que lleva a Friburgo en 15 minutos, todas las calles de Vauban son recreativas, adornadas con plantas y ocupadas por los niños que circulan y juegan allí sin supervisión de los adultos. Como lo dice un periodista británico, en algunos aspectos la ciudad parecería una especie de Mundo Feliz...

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