Jorge Volpi / Victorias simuladas

AutorJorge Volpi

El juego a tres lucía incierto desde el inicio: uno de los contendientes, el más poderoso y nuevo -y el más arrogante y atrabiliario- había prometido liquidar sus reglas desde el principio. ¿Cómo proseguir la partida en estas condiciones?

Los otros dos se veían, al empezar las negociaciones, contra las cuerdas: si a la postre el bilioso se negaba a jugar, los tres se abocarían al desastre.

Nada podía hacerse, entonces, sino armarse de paciencia, cortejar o distraer al iracundo, defender por lo bajo los propios intereses, disimular las flaquezas, alcanzar un acuerdo in extremis que minimizase los daños.

Conseguirlo era percibido, desde la perspectiva de los dos más débiles -y sobre todo del más débil de los tres-, como una victoria. Consciente de su fuerza, el más poderoso se valió de otra técnica antiquísima: divide y vencerás.

Primero amagó con un acuerdo bilateral con su vecino del norte; luego, con el del sur. Su táctica rindió frutos: al final, el segundo fue apartado de la mesa y convidado a regresar sólo si aceptaba las condiciones establecidas por el más fuerte y el más débil en solitario.

La escenificación del "histórico pacto" fue un símbolo: el poderoso humilló, para su público, a sus dos socios por igual.

Para entender lo ocurrido con el acuerdo -habría que ser más precisos: principio de acuerdo- entre Estados Unidos y México, habría que aquilatar lo que buscaba cada parte.

Trump, lo sabemos, es un hombre de muy pocas ideas, pero todas muy firmes: sus obsesiones, reflejadas en promesas de campaña, son su única política de Estado.

De modo que si prometió acabar con NAFTA -otra mentira: el peor pacto comercial de la historia-, acabaría con NAFTA, aunque eso apenas significase deshacerse de sus siglas. Trump es un bravucón empeñado en cumplir su palabra; cuando no lo logra, siempre opta por el disimulo: vender una victoria donde no la hay.

En este caso, obtuvo algunos de sus objetivos: las cabezas de Peña Nieto y Trudeau en la picota, exhibidas como trofeos de caza.

El principio de acuerdo con México no es, por supuesto, el "más grande acuerdo comercial de la historia", sino una versión reducida, melindrosa y torpe de NAFTA.

Aunque sin duda Trump se salió con la suya en ciertos temas, orilló a México a cambiar reglas de origen, plazos de renovación y...

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