Jorge Volpi / La prisa del cambio

AutorJorge Volpi

Hay ansias por gobernar. El cambio se planteó urgente y se impone incluso antes de tener facultades para ponerlo en marcha. La consigna es clara: el nuevo México debe empezar ya. Poco importa el larguísimo interregno: hay que dinamitarlo con anuncios cotidianos que acostumbren a los ciudadanos al nuevo estilo personal de gobernar. Tras doce años de campaña, López Obrador tiene prisa: si aspira a la Cuarta Transformación, seis años lucen como un parpadeo. Toda la campaña estuvo fincada en un único tema: la corrupción. No es momento, pues, de decepcionar. Si en estos meses AMLO se resistió a ofrecer medidas concretas para erradicarla, no podía tardar más en anunciarlas. A dos semanas de su victoria, aquí están 50 puntos para combatir la corrupción e iniciar la "austeridad republicana".

Nadie debería sorprenderse: tras más de una década de increpar a la Mafia en el Poder, había que empezar a ponerla en su lugar. Los 50 puntos son, sobre todo, símbolos de lo que viene. Vale celebrar el ánimo de conformar una nueva moral pública, apegada a los principios del compromiso y la "honrosa medianía" con que López Obrador tanto ha celebrado a Juárez. Habría que preguntarse, sin embargo, cuál es el enemigo. Es decir, dónde se encuentran, según él, las principales fuentes de la corrupción y cómo se propone atacarlas.

En primera instancia, se advierte, en la colusión entre los intereses privados de los funcionarios públicos, las licitaciones irregulares de bienes y servicios y los sobornos y chantajes a cambio de favores. Bienvenido, pues, cuanto impida la continuidad de estas prácticas, como las compras consolidadas por parte del gobierno federal. En segundo lugar, López Obrador identifica la corrupción en los privilegios de nuestros burócratas: de allí una larga serie de medidas, de reducciones de sueldo y distintas medidas de racionalidad a la dudosa obligación de trabajar los sábados.

Paradójicamente, esta necesidad de identificar a un enemigo al cual culpar de todos nuestros males se parece mucho a la emprendida por Peña Nieto contra los maestros. Resulta sencillo emprender un análisis teórico y asumir que un colectivo en su conjunto -antes, los maestros; hoy, los burócratas- son advenedizos que no han hecho otra cosa más que vivir del presupuesto sin aportarle nada al país. Pero...

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