Jorge Volpi / Cárdenas vs. Trump

AutorJorge Volpi

-Nadie que no tuviera su sensibilidad podría encontrar las palabras, no bonitas sino verdaderas, no en verso sino en mexicano, para que entiendan todos los que aquí habitamos de lo que somos capaces a la hora de ver en peligro nuestra soberanía. Nunca más un 1863. Nunca más un país agachón.

En la escena imaginada por Pedro Ángel Palou en su novela Tierra roja (2016), de imprescindible lectura en estos tiempos, el 9 de marzo de 1938, mientras regresan a Palmira tras haber visitado el ingenio Emiliano Zapata, el presidente Lázaro Cárdenas ordena detener su automóvil en el kilómetro 79 de la carretera a Cuernavaca y le pide al general Francisco José Múgica, su secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, que camine a solas a su lado. Es allí donde le da la instrucción de redactar el decreto para la expropiación petrolera.

El día 17, a las once de la mañana, reúne a sus colaboradores en Palacio Nacional para comunicarles la noticia. No todos celebran su arrojo. Eduardo Suárez, su secretario de Hacienda, pide buscar otra salida para no crear una reacción internacional contra el país; lo mismo expresa el subsecretario Beteta. Pero el resto de su gabinete lo apoya y en cualquier caso Cárdenas ya ha tomado la decisión y no piensa arredrarse. Al día siguiente realiza el anuncio público, muy consciente al ver lo que ocurre en Europa de que la cesión o el miedo sólo pueden dar paso a la humillación o a la intervención extranjera.

Para demostrar su tranquilidad, dos días después cita a sus amigos para un día de campo en las faldas del Nevado de Toluca. Como es su costumbre, asciende hasta la lagunita hasta que empieza a nevar. El 19 de marzo, de vuelta en Los Pinos, baja a su despacho a la medianoche y despierta a su hijo Cuauhtémoc para tomarse una foto con él para que recuerde la histórica fecha. A las 3 de la madrugada, firma el decreto. En su libreta de apuntes, escribe: "Con un acto así, México contribuye con los demás países de Hispanoamérica para que se sacudan un tanto la dictadura económica del capitalismo imperialista".

Más allá de cualquier nacionalismo trasnochado, importa recordar, hoy, estos episodios recreados por Palou. Cárdenas tenía muy en mente los Tratados de Bucareli, firmados por Álvaro Obregón bajo la presión estadounidense. No era un hombre que quisiera de antemano la...

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