Jorge Suárez-Vélez / Hechos, no etiquetas

AutorJorge Suárez-Vélez

Según una encuesta de Pew, 43% de los republicanos tienen una opinión "muy desfavorable" de los demócratas y 38% en el caso inverso. Hace 20 años, sólo 17% y 16% respectivamente manifestaban tal rechazo.

El mundo se ha polarizado. Las redes sociales y la televisión por cable hacen posible elegir el contenido que uno ve o escucha. Cadenas como Fox (derecha) o MSNBC (izquierda) eran impensables cuando había tres canales de televisión cuyo contenido noticioso tenía que ser ideológicamente moderado y aceptable para públicos conservadores, liberales, rurales o urbanos. Ahora, la gente se radicaliza al leer y oír sólo a quien concuerda con sus ideas.

Es triste y preocupante observar que antes de condenar declaraciones o hechos, que por sí mismos merecen rechazo, verificamos quién las dijo o hizo. Nuestra tolerancia es bipolar y el caso de Venezuela lo confirma.

¿Qué diría la izquierda mexicana si Santos, Macri, Kuczynski o Temer abolieran al Poder Legislativo de Colombia, Argentina, Perú o Brasil para imponer una Constitución a la medida? ¿Si se encarcelara a líderes de la oposición y reprimiera violentamente a manifestantes? No les alcanzaría el día para expresar su rabia, denunciarían el complot de las élites. Sin embargo, esa conducta es aceptable para imponer una dictadura de izquierda. Las mismas fuerzas que históricamente justifican que México rompiera con la dictadura de Pinochet en Chile en los setenta, hoy condenarían que ocurra lo mismo con la de Maduro.

En el otro extremo ideológico pasa lo mismo. Muchos empresarios toleran las barbaridades del PRI en las últimas elecciones estatales y se abstienen de criticar las escandalosas y corruptas prácticas de miembros del gabinete como Gerardo Ruiz Esparza, ante la miope teoría de que cualquier crítica a la administración actual fortalece a López Obrador. Lo único que nos protege contra amenazas populistas es un gobierno que haga las cosas bien y con integridad. De lo contrario, el hartazgo pavimentará el camino a políticos impresentables, cuyo único atributo será la fantasía de su independencia (como ocurrió con Trump en Estados Unidos). La tolerancia a incompetencia extrema y a corruptelas se interpreta como...

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