Jorge Ramos Ávalos / El Papa pecador

AutorJorge Ramos Ávalos

"Soy un pecador". Así se definió el Papa Francisco durante una entrevista a la revista jesuita La Civilt Cattolica, en el 2013. Y eso lo acerca a todos nosotros. Por eso, seamos creyentes o no, el Papa nos cae bien. Así lo verán hoy en Cuba y la otra semana en Estados Unidos.

Jorge Bergoglio, contrario a otros Pontífices de la Iglesia católica, no se presenta como un ser superior e inalcanzable.

"Presentar al Papa como una especie de Superman, como una estrella, es algo ofensivo para mí", dijo en otra entrevista al diario Corriere della Sera en el 2014. Si es cierto que Dios habla a través de él -un acto de fe para los católicos del mundo-, eso es algo de lo que no presume.

Cuando Bergoglio fue elegido Papa por 115 Cardenales el 13 de marzo del 2013, yo estaba en la India y vi por televisión el histórico momento. Primer latinoamericano, primer jesuita, primer líder de la Iglesia moderna cuyo idioma materno es el español. Pero cuando salió a la plaza de San Pedro habló poco, sus ojos todavía denotaban sorpresa y parecía muy tímido. Era como si se preguntara ¿qué hago yo en este lugar?

Pronto supimos que, efectivamente, se trataba de un Papa distinto. No quiso vivir en el Palacio Apostólico, como la mayoría de los Papas desde el siglo 14, sino en la Casa Santa Marta, un austero recinto para huéspedes. Se mueve en Roma en un Ford Focus azul, no usa los ridículos zapatos rojos, no lleva chaleco antibalas en público, abraza a los feligreses en la calle y se toma selfies con adolescentes.

Es el primer Papa que da entrevistas. La tradición asegura que el Papa es infalible. Pero a Francisco no le preocupa ser cuestionado. Por lo tanto aceptó hablar con una revista jesuita, con un diario italiano y con los periodistas de la televisión Henrique Cymerman, Valentina Alazraki y David Muir.

Éste es un Papa que no teme equivocarse e incluso debatir la inflexible doctrina de la Iglesia. "¿Quién soy yo para juzgar?", dijo sobre los homosexuales ante la prensa en su vuelo de regreso de Brasil.

Pero éste es el problema con el Papa Francisco: su humildad, su sencillez y su accesibilidad no significan que vaya a modificar a fondo la doctrina católica para mil 200 millones de creyentes. El Papa Francisco no es un rebelde radical. Sus cambios son sólo de estilo, no de sustancia.

A pesar de presentarse como un Papa abierto al cambio, Bergoglio se niega a...

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