Jorge Ramos Ávalos / Miguel no quería morir así

AutorJorge Ramos Ávalos

Miguel Carrasquillo no murió como quería. Murió con mucho dolor. Sufriendo. Tras meses de una verdadera agonía.

Miguel, de 35 años, quería que los doctores lo ayudaran a morir. Pero ninguno lo hizo. Estaba en Puerto Rico y las leyes ahí no permiten la llamada "muerte asistida". Y tampoco tenía el dinero para viajar a uno de los cuatro estados -Oregon, Washington, Montana y Vermont- que sí lo permitían. (A partir del 9 de junio, California se ha sumado también a esos estados).

En el proceso de "muerte asistida" los doctores dan los medicamentos e información necesarios para que sea el mismo paciente quien se quite la vida. Es distinto a la eutanasia en que el médico participa activamente quitándole la vida al paciente (como lo hizo en varias ocasiones el doctor Jack Kevorkian).

Hablé con Miguel, vía satélite, un par de semanas antes de su muerte. Estaba muy cansado. Su voz era lenta y apenas audible, pero se entendía si le ponía mucha atención. Así me explicó la terrible noticia que recibió en marzo del 2012.

"Me dio un dolor de cabeza muy fuerte y me dio una parálisis completa del lado derecho", me dijo. Le hicieron exámenes, tomografías y biopsias. La conclusión fue devastadora: un tumor cerebral incurable. "Ese tumor ya se había regado por todo mi cuerpo y yo no lo sabía".

Miguel, quien vivía en Chicago y era un chef, se quedó sin opciones. Fue entonces que decidió pasar sus últimos días en Puerto Rico, junto a su mamá.

Pero cada día era una angustiosa rutina: despertar, dolor, medicamentos, dormir y luego volver a despertar por el dolor.

"La gente dice que esto (de la muerte asistida) es un tabú", me dijo. "Para mí no es un tabú. ¿Tú te imaginas lo que es para una persona estar en una silla de ruedas o encamado sufriendo dolores? ¿Por qué no tomar la decisión como ser humano de quitarte la vida, si la vida es tuya?".

Ésa era su filosofía: "La vida es tuya y tú la vives como la quieras vivir... Esto no es nada malo. La vida es tuya. ¿Por qué no hacerlo?". Pero era una filosofía que no compartía la mayoría de los políticos en Puerto Rico ni la Iglesia católica.

"Yo hago una pregunta", me dijo Nilsa Centeno, la mamá de Miguel. "La Iglesia católica me dice a mí que tenga fe. El morir dignamente para ellos es un pecado. Pero si para el ser humano ya no hay alternativa, ¿por qué no podemos tener (la muerte asistida) como una consideración?... La muerte es lo...

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