Jorge Ramos Ávalos / México: no más de lo mismo

AutorJorge Ramos Ávalos

Los mexicanos votan mañana por un cambio.

Las encuestas, los tuits, los memes, los análisis de los expertos y hasta las sobremesas familiares son inequívocas: los mexicanos están hartos y enojados -en realidad, están hasta la madre- de vivir en un país inseguro, desigual, con terribles casos de corrupción y donde millones siguen atorados en la pobreza.

No importa por cuál de los cuatro candidatos voten, el mensaje es éste: los mexicanos ya no quieren más de lo mismo.

Para ponerle nombre y apellido, los mexicanos ya no quieren a ningún Presidente que se parezca a Enrique Peña Nieto y a Felipe Calderón. Quieren cualquier cosa menos regresar a estos dos Gobiernos fatídicos. Son, para ser claros, los sexenios de la muerte.

Cuando Peña Nieto -quien llegó tramposamente a la Presidencia- dice que "México es ya una historia de éxito", dan ganas de llorar y contestarle.

Primero, por la impresionante desconexión del Presidente con la realidad. Y segundo, porque si en algo se ha destacado Peña Nieto es en tener el sexenio más sangriento en la historia moderna del País.

Desde diciembre del 2012 hasta mayo de este 2018 han sido asesinados 109 mil 557 mexicanos, según cifras oficiales. Éstos ya son más que los 104 mil 089 homicidios dolosos del Gobierno de Calderón.

¿Cómo se atreve Peña Nieto a decir que México es "una historia de éxito" con tantos muertos, con la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, y con las masacres de Tlatlaya y Nochixtlán? Peña Nieto es un Presidente que ha fallado en su principal obligación: defender la vida de los mexicanos.

Lo primero que le piden -que le exigen- los mexicanos al próximo Presidente es que haga algo urgente para que no nos sigan matando.

Y que le bajen a la corrupción. Durante décadas hemos visto cómo los políticos mexicanos, mágicamente, se enriquecen en el poder. Sus casas, viajes y cuentas bancarias casi nunca corresponden con esa "honrosa medianía" que recomendó Benito Juárez para los servidores públicos.

Una casa de 7 millones de dólares, ciertamente, no entra en la categoría de "honrosa medianía". Pero eso costó la casa que la esposa del Presidente Peña Nieto le compró a un contratista del Gobierno.

El conflicto de intereses por esa "Casa Blanca" es patente. Y la burlona investigación oficial también. Un subalterno -que tenía una foto inmensa del Presidente en su oficina- declaró inocente a Peña Nieto. ¡Sorpresa!

En México no pasa nada. Pero...

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