Jorge Ramos Ávalos / Mañana

AutorJorge Ramos Ávalos

¿Vives mejor con AMLO?

El nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador no aparecerá mañana en las papeletas de votación. Pero las elecciones son un referéndum sobre su gobierno. Millones de mexicanos juzgarán cómo él y su partido Morena han manejado la pandemia, la violencia, la economía y la confianza en el futuro. Y luego marcarán su voto.

Toda la política en México está centrada en el Presidente. López Obrador es un mandatario fuerte, que acumula poderes, en la vieja tradición presidencialista de México. Lo suyo no es el compartir la autoridad ni buscar un balance. En las elecciones de mañana -donde se elige al Congreso federal, gubernaturas y puestos locales en 32 entidades- veremos si ese poder sigue creciendo o si los votantes le ponen un alto. En Estados Unidos generalmente el Presidente pierde poder en las elecciones intermedias. Pero es difícil saber qué ocurrirá con AMLO.

La realidad es que no hay un contrapoder político efectivo en estos momentos en México. Es difícil contestar a la pregunta: ¿quién es el líder de la oposición? No hay respuestas claras. Y, por el contrario, se apunta frecuentemente a dos de sus principales aliados -la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el canciller Marcelo Ebrard- como posibles presidenciables para el 2024.

No soy de los que creen que la democracia está en peligro en México. Al contrario, nunca como ahora tenemos políticos, empresarios, artistas, periodistas y ciudadanos muy valientes que apoyan sus voces en las redes sociales y que nunca dejarían que el país cayera, otra vez, en un sistema autoritario.

Es cierto que AMLO nunca se atreve a criticar las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Es injustificable esa cerrazón ideológica. Pero no creo que AMLO vaya a romper su promesa y buscar la reelección. México no es Venezuela y López Obrador no es Nicolás Maduro ni Hugo Chávez. Es otro contexto y otros tiempos.

México inició una revolución contra el dictador Porfirio Díaz bajo el grito de "sufragio efectivo, no reelección" e incluso en la época de la dictadura perfecta del PRI (1929-2000) la reelección era un tabú. AMLO, que conoce bien la historia de México, no puede cometer ese error. Sería una gigantesca incongruencia pelear por la democracia toda la vida y luego traicionar ese ideal cuando se llega al poder. AMLO fue elegido democráticamente por más de 30 millones de personas y debe gobernar todos y cada uno de sus días...

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