Jorge Ramos Ávalos / La hora de los indocumentados

AutorJorge Ramos Ávalos

Hay cosas que no pueden esperar más y una de ellas es la situación de al menos 8 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. No es posible que Estados Unidos, el país más rico del mundo, permita que tanta gente viva en la oscuridad, al margen de la ley y sin esperanzas de normalizar su estatus migratorio. Algunos indocumentados viven casi como esclavos. Y el presidente George W. Bush puede cambiar esto, si de verdad quiere.

Cuando algo se le mete entre ceja y ceja a Bush, lo hace. Quería sacar a Saddam Hussein del poder en Iraq y ya lo logró. Ahora, con todo el capital político que ganó en las pasadas elecciones y sin tener que preocuparse por su popularidad -ya no le queda ninguna otra elección que ganar en su vida- puede demostrar que lo que prometió durante su primera presidencia lo va a cumplir en su segunda.

El secretario de Gobernación de México, Santiago Creel, le exigió recientemente a Bush que cumpliera con la reforma al sistema migratorio que le prometió al presidente Vicente Fox, en su rancho de Guanajuato, durante los primeros días de septiembre del 2001. El tono de Creel, francamente exasperado, es entendible; el gobierno norteamericano lleva cuatro años -¡cuatro!- diciendo que sí va a negociar un acuerdo migratorio con México, además de legalizar temporalmente la situación de millones de indocumentados (en su mayoría mexicanos), y hasta el momento no ha presentado, ni siquiera, una propuesta concreta en el Congreso de Estados Unidos. En asuntos migratorios, las palabras del gobierno norteamericano están muy devaluadas (igual que el dólar a nivel mundial).

Lo extraño de esta parálisis migratoria es que el propio presidente Bush sigue diciendo en público que sí quiere cambiar la manera en que se trata a los indocumentados en Estados Unidos. Vamos a escucharlo.

"Queremos que los agentes de la patrulla fronteriza (Border Patrol) persigan a criminales, ladrones, narcotraficantes y terroristas, no a gente de buen corazón que vino a trabajar", dijo Bush en Washington el 20 de diciembre pasado. Un día después, en Santiago de Chile, el Presidente insistió en el tema: "Prefiero que nuestros agentes de seguridad persigan terroristas... y por eso creo que un programa de trabajadores temporales es importante".

Bush, de hecho, no ha dejado de hablar sobre el tema. "No debemos estar contentos con leyes que castigan a gente trabajadora...

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