Jorge Ramos Ávalos / La guerra llegó a París

AutorJorge Ramos Ávalos

PARÍS.- Nadie espera morirse en París -una de las ciudades más bellas y civilizadas del mundo- de un bombazo, de un balazo o de un ataque terrorista. Eso, generalmente, pasa en otros lugares. No aquí. Por eso estos últimos días han sido tan extraños.

Llegué horas después de que terroristas del grupo Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS por sus siglas en inglés) causaran la muerte a más de 120 personas en restaurantes, bares, un teatro y un estadio de futbol.

Parte de ser periodista es llegar -y rápido- a los sitios de donde la gente sale huyendo. Y nunca había visto a París tan vacía, tan triste y tan asustada. Hasta la Torre Eiffel estaba cerrada y sin luces.

En Londres, un día después de los ataques terroristas al metro y autobuses en el verano del 2005, los británicos salieron a retomar sus calles. Yo los vi. No, no iban a dejar que los terroristas de Al-Qaeda les robaran sus libertades y su estilo de vida.

En cambio muchos parisinos se quedaron en casa días después de los ataques terroristas (tal y como lo había solicitado su Presidente, François Hollande).

El miedo se podía tocar. Nadie creía que sólo 7, 8 o 9 militantes de ISIS podían haber causado semejante masacre. Otro ataque podía ocurrir en cualquier momento.

ISIS logró lo impensable: llevar la guerra hasta París. La lógica de los terroristas es muy primitiva y directa: Francia bombardeó civiles en Siria y ahora ellos, en represalia, fueron a matar civiles en Francia. Y Washington sigue, amenazaron.

Leticia, Cristal, Ani y Vincent llegaron con miedo a la entrevista que tenían conmigo frente al teatro Bataclan, donde habían muerto 89 personas. En el metro se fijaban en las personas que llevaban mochilas. Temían otro atentado.

Ellos cuatro -ninguno pasa de los 23 años de edad- son sobrevivientes de los atentados de París. Estaban en el partido de futbol que Francia le ganó 2 a 0 a Alemania cuando oyeron unos estallidos. Más tarde se enterarían que, a las afueras del estadio, tres terroristas suicidas detonaron las bombas caseras que llevaban escondidas debajo de la ropa.

Esas bombas eran para ellos y no entienden por qué otros jóvenes los querían matar. No se los quise decir, pero creo que la guerra apenas comienza y va a durar muchos años.

Estos momentos en París me recordaron tanto las horas posteriores a los actos terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York. El miedo crudo, la incertidumbre, la impotencia. No, no queríamos perder...

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