Jorge G. Castañeda / ¡Es el futuro, estúpidos!

AutorJorge G. Castañeda

En el evento de presentación del libro Un futuro para México que organizó el profesor John Coatsworth, antier en la Universidad de Columbia en Nueva York, destacaron dos fenómenos interesantes. Los cuatro panelistas -Héctor Aguilar Camín, Santiago Levy, Jesús Reyes-Heroles y el que escribe- coincidieron en un punto central para entender la coyuntura actual de México. Y la mayoría de los casi 200 asistentes -estudiantes, profesores, diplomáticos, escritores- coincidió en una discusión que contrasta con la que puede, en ocasiones, detectarse entre observadores externos de la realidad mexicana. Quisiera comentar ambas coincidencias.

Entre los participantes -que compartimos muchas de las ideas contenidas en el ensayo pues Aguilar Camín y yo lo escribimos, Levy inspiró una parte importante del mismo y Reyes-Heroles compartió sus opiniones anteriormente con nosotros- ahora emergió una tesis que puede ser fundamental para quienes de buena fe en México quieren abordar cualquiera de los grandes retos que enfrenta el país. Esta tesis es muy sencilla: sin las reformas institucionales -o políticas o de Estado- necesarias para reconstruir el proceso de decisiones en México, ninguna de las otras reformas es factible. Quienes sostienen que antes de abordar lo político hay que resolver... lo fiscal, la seguridad, lo laboral, lo energético de nuevo, etcétera, o bien pecan de ingenuos, o bien apenas disimulan su actitud de obstrucción y sabotaje. Porque a estas alturas, como lo repetimos una y otra vez antier los panelistas, no es posible realizar ninguna de las otras reformas, todas ellas necesarias y urgentes, ni tampoco superar los desafíos terribles para el país que implican acontecimientos aterradores como los de Ciudad Juárez y Torreón el pasado fin de semana, sin contar con las instituciones para ello. Quienes alegan que antes de la reelección de legisladores, la segunda vuelta o el referéndum o la iniciativa preferente o las candidaturas independientes hay que... hasta rescatar a los niños huérfanos de Haití, en el mejor de los casos, dicen una quimera y, en peor, ponen...

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