Jorge G. Castañeda / Tercera cadena como paradigma

AutorJorge G. Castañeda

Las versiones insistentes sobre la decisión de Isaac Saba de desistir en formar una tercera cadena nacional abierta de TV, asociado con Telemundo/NBC/GE -"me bajo del ring", dicen que dijo- junto con la visita a México esta semana del presidente del consejo y director ejecutivo de GE, Jeffrey Immelt, sucesor del legendario Jack Welch, justifica plenamente una breve reflexión sobre la lucha antimonopólica en México.

Mucha gente piensa, por diversas razones, que el gran obstáculo al crecimiento económico de México reside en la perpetuación del corporativismo mexicano creado en los años 30. La presencia hegemónica de monopolios públicos y privados, económicos y sindicales, políticos, mediáticos e intelectuales es el último rezago, pero no el menos importante del viejo sistema. No hay un ámbito que sea más importante que otro: competencia en la generación de la energía eléctrica, o explotación de gas seco, o lograr la desintegración de Telmex, o importación de cemento, o crear una tercera cadena, o fomentar el surgimiento de varios sindicatos en el sistema educativo nacional: ninguno de todos estos temas es más importante que otro. Cada uno es decisivo y difícilmente sustituible.

Hay razones de diversa índole para estar a favor de por lo menos una tercera cadena televisiva. La primera es sólo de competencia: todos sabemos que las dos cadenas actuales tienen un poder enorme sobre la vida nacional y la vida cotidiana de los mexicanos. No existe manera de regular ese poder más que a través de la competencia. La estatización o la hiperregulación suelen no resolver el problema.

Otros países han transitado de una situación monopólica pública o privada hacia un escenario de mayor competencia, donde existen algunas cadenas más fuertes que otras. Estados Unidos pasó de la era de predominio de las tres grandes (CBS, NBC, ABC) a una donde compiten con CNN, Fox, y Univisión por mercado siempre creciente. En Francia hace muchos años, como en Inglaterra, se desintegró el monopolio estatal de la ORTF para crear cadenas independientes, originalmente todas públicas y después también privadas.

En Brasil el monopolio antes aplastante de TV Globo ha sido sometido a la competencia de las televisoras locales. En México debe suceder lo mismo, independientemente de que eso impacte a las cadenas existentes en sus intentos de conquistar públicos fuera de México. Esos intentos son meritorios y deben tener el apoyo del Estado mexicano, pero no a expensas del televidente...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR