Jorge Buendía L. / Los costos de las reformas

AutorJorge Buendía L.

Las reformas estructurales siempre enfrentan el escepticismo y la resistencia de la opinión pública. Los políticos tienen que asumir el costo político de iniciarlas con la esperanza de que sus beneficios sean evidentes para el siguiente ciclo electoral. Se debe procurar que las reformas se aprueben siempre al inicio de todo gobierno o legislatura. Da más tiempo para que se materialicen los beneficios esperados. Si hay algún momento políticamente oportuno para aprobar las reformas eléctrica, laboral y fiscal en México es el actual.

Son muchos los grupos a los que hay que convencer para sacar adelante las reformas: diputados, senadores, gobernadores, grupos de interés y la ciudadanía en general. En la oposición a las reformas hay razones de muy diversa índole, desde intereses personales hasta simples cálculos políticos, pasando por el nacionalismo económico. La opinión pública se ubica en el grupo opositor: la ciudadanía rechaza pagar más impuestos, aprobar la reelección de diputados y aumentar la participación privada en la industria eléctrica. Este rechazo, naturalmente, eleva el costo político de los cambios.

Paradójicamente, el rechazo ciudadano a las reformas es en parte responsabilidad de los grupos que las impulsan. Su mensaje ha carecido de argumentos, es contradictorio y, quizá más importante, no ha dado respuesta a los temores ciudadanos. Los costos de aprobar las reformas serían menores si se persuade a la ciudadanía de sus beneficios y se minimizan los riesgos de los cambios económicos.

Tomemos el caso de la reforma eléctrica. Las encuestas muestran que un sector mayoritario de la población se opone a un incremento de la participación privada en la industria eléctrica. El nivel de rechazo es similar entre panistas, priistas y perredistas, es decir, el gobierno federal ni siquiera ha sido capaz de persuadir a sus simpatizantes. Detrás del rechazo ciudadano hay un temor válido: la reforma eléctrica se puede traducir en un aumento de precios. Mientras esta preocupación no encuentre respuesta en los planteamientos de quienes impulsan la reforma, difícilmente se puede esperar que haya quién la respalde.

La ciudadanía es particularmente sensible al aumento de los precios del servicio eléctrico. Uno de los mayores costos políticos que ha pagado el gobierno de Vicente Fox se registró a principios del 2002, cuando se ajustaron los precios de la energía eléctrica. En ese periodo se registra el nivel más bajo de aprobación presidencial del...

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