Jorge Alcocer V. / La panacea

AutorJorge Alcocer V.

Ante la polémica causada por los informes de la Unidad de Fiscalización de los Partidos Políticos (IFE) la reacción inmediata de los inconformes ha sido proclamar el "fracaso del modelo de fiscalización", denunciar la "parcialidad" de los consejeros del IFE, empezando por su presidente; en el extremo, sin más sustento que la incontinencia verbal del declarante, acusarlos de estar vendidos a la "mafia del poder".

La solución que proponen los inconformes, de los cuales la enorme mayoría seguro que no ha leído lo que critican con ardor, es hacer una nueva reforma electoral para considerar el rebase de tope de gastos de campaña como causa de nulidad de una elección, y ampliar el ya de si abundante catalogo de prohibiciones sobre lo que partidos y candidatos no pueden hacer en campaña. La solución final, la suma de tan profundos análisis y detallados conocimientos, es aprobar y promulgar una Ley de Partidos.

El pasado jueves venció el plazo para que organizaciones y ciudadanos interesados notificaran al IFE su intención de crear y obtener registro legal de nuevos partidos políticos nacionales; se recibieron 50 notificaciones, una cifra inédita. Imaginemos que los 50 pretendientes alcanzan su objetivo y en agosto de 2014 el Consejo General les entrega el certificado de registro; en 2015 tendríamos 57 partidos compitiendo, y aunque todos quedasen agrupados en dos o más coaliciones electorales, el tamaño de la boleta sería mayor al de una página de este diario, ya que habría que colocar 57 recuadros, sin contar los de candidatos independientes.

En la lista de interesados en obtener registro y prerrogativas hay de todo: escindidos y tránsfugas; polvos de aquellos lodos; renegados y conversos; membretes ocurrentes ("Wikipartido de México") y vulgares engañifas ("Partido Republicano Colosista"). Los requisitos de inicio son en extremo laxos, porque se pensaron para proteger el derecho ciudadano a formar nuevos partidos. Sin embargo, cada una de las 50 organizaciones debió entregar al IFE su declaración de principios, programa de acción y estatutos, así como los nombres de sus dirigentes o promotores y un domicilio oficial; habrá que revisar esa información para tener mayor idea sobre la seriedad de los pretendientes.

El estímulo mayor de tal fervor ciudadano para crear nuevos partidos podría estar en la disposición...

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