Jorge Alcocer V. / Frentazo

AutorJorge Alcocer V.

Se duele el Senador Roberto Gil de que Ricardo Anaya propine al PAN un frentazo, forma de referirse a la alianza de la que el segundo será candidato presidencial una vez que lo que del PRD queda rindió la plaza y retiró su única carta de la mesa (Mancera) cambalacheando la candidatura presidencial por entre 30 a 45 lugares adicionales para Diputados federales y Senadores.

Pragmatismo puro, al estilo Rafael Aguilar Talamantes (PST) es el referente y guía de los líderes tribales del partido amarillo.

En su despedida de la presidencia del PRD Alejandra Barrales firmó la rendición y acompañó a su candidato Ricardo Anaya, y a quien presume de autoría intelectual, Dante Delgado (MC), a entregar en el INE el pliego de sumisión de lo que queda del partido que nació el 6 de julio (1988), con el registro del PCM bajo el brazo.

Por primera vez en la historia reciente la izquierda carecerá de candidato en una elección presidencial, a menos que alguien admita comulgar con la rueda de molino de que López Obrador lo es.

La coalición llamada "Por México al frente" emerge del engaño que por meses los tres firmantes del convenio practicaron sin rubor alguno. De las dos etapas que conducirían a la definición del método para seleccionar candidato presidencial nadie se acordó el viernes pasado, cuando en tropel acudieron a entregar el pliego de mortaja de la izquierda.

Hoy a nadie interesa lo que diga o deje de decir el programa o plan de Gobierno al que supuestamente se comprometen los promotores de la alianza de la derecha y lo que de izquierda queda en el PRD.

Lo que han hecho los jefes de las tribus perredistas es no sólo una rendición, sino también una traición, a la izquierda socialista que dio lugar al PSUM en 1981 y a los comunistas, que en 1978 recuperaron para el PCM derechos y registro legal, hoy utilizado como patente de corso para subastar candidaturas.

El frentazo es resultado de un panista de carrera veloz, dispuesto a sacrificar todo, menos su personal ambición; de una perredista llevada a la presidencia de ese partido por mano ajena, a la que suceder a su tutor es idea única, y de un ex priista, disfrazado de ciudadano, en el papel de casamentero.

Pronto veremos la cruda realidad: las disputas locales, la rebelión de dirigentes indispuestos a entregar beneficios presentes a cambio de promesas de futuros cargos públicos y privilegios que nadie puede asegurarles. Las candidaturas como botín a repartir; la promesa de acceso a las arcas públicas...

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