Jorge Alcocer V. / Eutanasia partidista

AutorJorge Alcocer V.

Sabemos que los partidos políticos son creaturas mal vistas y peor valoradas. Las causas de tan deplorable y generalizada situación son múltiples, vienen de años atrás, combinan tendencias mundiales y (malos) humores nacionales. Buena parte de la responsabilidad es de los dirigentes de los mismos partidos, que no sólo perdieron la brújula ideológica sino que se entregaron con singular alegría a la frivolidad, las disputas internas y en numerosos casos y países, entre ellos el nuestro, a la corrupción rampante.

Todo lo anterior es tan cierto como que el sol sale cada día, pero ello no borra un hecho igualmente cierto: no hay democracia moderna sin partidos políticos. Pretender que en las sociedades de masas y en la era de la comunicación instantánea es dable imaginar una democracia que opere sin partidos, con base en ciudadanos aislados, como en una especie de Ágora griega, es trasnochada fantasía o demagogia interesada.

La democracia contemporánea es representativa, o no es; para que la representación sea posible, en sociedades de masas, es tan necesaria como inevitable la conglomeración de las diferentes visiones e intereses que coexisten en la sociedad. Ser el instrumento para esa cohesión es una de las funciones primigenias de los partidos políticos. Hacer de cada ciudadano un partido es la utopía de la anti-política; confrontar a los partidos con la sociedad o con sus organizaciones civiles es el medio para imponer los intereses de quienes -desde la sombra- tienen como objetivo el del bonito son cubano que dice "quítate tú para ponerme yo".

En México los partidos políticos son hoy víctimas de sus excesos y del avorazamiento. Pero es el colmo que sea desde sus propias filas, con la destemplada voz de algunos de sus legisladores y hasta sus dirigentes, que se pregone a los cuatro vientos la propuesta de suprimir, o reducir al mínimo, el financiamiento público. Estamos ante una estrambótica conducta que podemos considerar una especie de eutanasia partidista.

Sin duda que es necesario que las reglas y montos del financiamiento público a los partidos políticos, derivados del mazacote legislativo de 2014 -preclaro producto del...

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