Jorge Alcocer V. / Palos de ciego

AutorJorge Alcocer V.

El veto que el Ejecutivo interpuso el pasado 1o. de septiembre ante la Cámara de Diputados en contra del nuevo régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex) es un acto incoherente, una más de sus torpezas. La capacidad de Vicente Fox para echar a perder, con palos de ciego, incluso lo poco bueno que en su sexenio ocurre es inacabable.

Después de meses de arduos trabajos y negociaciones, en septiembre pasado los diputados alcanzaron el acuerdo para aprobar una reforma a la Ley Federal de Derechos en materia de petróleo; la minuta, turnada al Senado, experimentó en dicha Cámara cambios que beneficiaban a Pemex al aumentar el porcentaje de ingresos que la paraestatal retendría para financiar mantenimiento e inversiones imprescindibles, y al reducir, de 7 a 4 años, el periodo para que la reforma surtiera plenamente sus efectos. En abril pasado los diputados refrendaron lo aprobado por el Senado y turnaron el Decreto al Ejecutivo para su publicación.

Como lo documenta Elia Ramírez Maya (Voz y Voto, agosto de 2005, "Los dineros del petróleo"), la modificación al régimen fiscal de Pemex otorgaría a la paraestatal recursos estimados en alrededor de 157 mil 465 millones de pesos -en un periodo de cuatro años (2006-2009). Se trataba de una medida urgente ante el desastre al que ha llegado la paraestatal por la carencia de recursos y el consecuente abandono de las tareas de mantenimiento de ductos e instalaciones de todo tipo. Los accidentes que provocan pérdida de vidas, afectación de comunidades y poblados y graves daños al medio ambiente se han vuelto asunto cotidiano.

Durante meses Vicente Fox urgió al Congreso a tomar medidas para fortalecer las finanzas de Pemex. Ahora comprobamos que esos llamados eran parte de su lamentable estrategia de culpar a otros de sus notorias incapacidades. Sin embargo, la oportunidad para dar un respiro a Pemex no podía ser mejor: el incremento del precio del petróleo ha permitido a las arcas públicas disponer de recursos adicionales que benefician a todos, menos a la paraestatal.

La reforma aprobada en el Congreso tendría obviamente efectos sobre las finanzas federales y estatales, pero no de la magnitud que Hacienda y la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) argumentan para oponerse. Con los niveles de precio observados durante 2005 en el mercado petrolero mundial y ante la tendencia previsible de nuevos aumentos, con la reforma -vetada- la Federación y los estados recibirían menores beneficios del mayor...

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