Jonathan vende su coche para ir al espacio

Jonathan Sánchez ganó el segundo lugar en un concurso en la NASA; compitió contra otros jóvenes de 45 países con un proyecto para investigar si puede haber vida en JúpiterCIUDAD DE MÉXICO, noviembre 26 (EL UNIVERSAL).- Jonathan Sánchez rifó su vocho para alcanzar las estrellas, o al menos para dar un paso más en su sueño de ser astronauta. Después de no haber recibido apoyo de las instituciones del Estado de México, el joven de 19 años se deshizo del automóvil que construyó con su papá para financiar un viaje a la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), donde propuso un proyecto para mejorar la exploración de Europa, una de las lunas de Júpiter.

Según las investigaciones del mismo centro ese astro posee agua debajo de sus cortezas heladas y también podría albergar vida. Si el proyecto de Jonathan funciona, a la humanidad le habrá costado 50 pesos encontrar un nuevo mundo habitable; es el precio de los boletos de la rifa organizada por el mexiquense.

Jonathan entregará su automóvil en diciembre a quien resulte ganador en la rifa, pero dice: "Valió la pena", puesto que no sólo fue a la NASA como parte del Air Space International Program, sino que durante esa semana ganó el segundo lugar de un concurso con su propuesta para navegar y estudiar a Europa.

Participó contra otros 45 alumnos de diversas partes del mundo como: Rusia, Francia, Japón, Estados Unidos y China. En la competencia se enfrentó a las propuestas diseñadas por físicos, matemáticos, biólogos, ingenieros en robótica y electrónica. "Cuando llegamos mi maestro me dijo: 'A ver si no nos comen aquí', porque había gente muy buena", dice el estudiante de la carrera de Ingeniería Aeronáutica, quien cursa el tercer semestre.

¿Descubrir el universo desde tierras mexiquenses? Jonathan lo ha hecho por años con un telescopio que recibió un día de Reyes Magos. "Quiero ser astronauta", dice impasible, rodeado de mucha tierra y nubes de polvo; en la zona donde vive no hay pavimentación y a escasos metros de su hogar pasa La Bestia, el tren de los inmigrantes.

Vive en Tultepec, Estado de México, y se traslada a Hidalgo para asistir a su escuela: la Universidad Politécnica Metropolitana. Lo hace porque ahí tienen la carrera de sus sueños desde la preparatoria. Para llegar a clases toma al menos tres transportes públicos, hace más de dos horas de camino y gasta 100 pesos diarios de pasaje. Los principales riesgos están en su colonia, puesto que vuelve hasta las 11 de la...

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