Johanna Cilano Pelaez / Cuba: el teatro de lo absurdo

AutorJohanna Cilano Pelaez

Hace un año un grupo de artistas protestaban por el encarcelamiento del rapero Denis Solís. Llevaban años reivindicando el derecho a la libertad de la producción artística frente a la censura del Estado, reforzada tras la implementación del decreto 349. Las lecturas de poesía fuera de estaciones policiales fueron reprimidas, la reunión pacífica en una casa para leer y compartir devino en acuartelamiento. Todo derivó en una huelga de hambre y sed frente al hostigamiento y presión de la policía política.

En la noche del 26 de noviembre, el Estado violó la privacidad del hogar y detuvo a los allí reunidos, una decena de jóvenes artistas que clamaban libertad. La injusticia de esa acción convocó a otros artistas, que protagonizaron la jornada del 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura. Lo que a inicios del día fue un grupo reducido se convirtió en 300 personas exigiendo a las instituciones respeto, y la derogación de la discriminación por motivos políticos. Los funcionarios, tras la presión gremial, aceptaron dialogar con los manifestantes. Esa noche, luego de horas de intercambios, silencios, cercos policiales e intimidación, durante apenas unas horas vivimos la libertad y el triunfo. Una poeta leía emocionada los acuerdos alcanzados y nombraba los reclamos de la comunidad artística, y con ello los sueños de decenas de miles de cubanos que seguían las transmisiones en redes sociales.

Aquella promesa de diálogo terminó con el inicio de una orquestada campaña de asesinatos de reputación, sostenida en el último año, sobre los participantes en el acuartelamiento y los liderazgos que emergieron del 27N. La represión, el encarcelamiento y el destierro se ha cebado sobre ellos. Sin embargo, protestas y reclamos permanecieron y aumentaron. El 11 de julio Cuba vivió el estallido popular más relevante en los últimos 60 años. Protestas pacíficas en más de 60 localidades del país, decenas de miles de personas, reclamos valientes de libertad, alimentos, medicinas, mejores servicios, más derechos. Un abanico atravesado con causas diversas, expresadas por la diversidad de un pueblo cubano que demostró no ser genéticamente incapaz para protestar. Una vez más la criminalización de la protesta, el encarcelamiento y el hostigamiento de las voces y liderazgos más reconocidos.

Hoy Cuba nuevamente se convierte en un teatro de lo absurdo. La iniciativa ciudadana Archipiélago convocó -conforme la Constitución- a una marcha por la libertad...

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