Jesús Silva-Herzog Márquez / La Presidencia en juego

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

No se trata de un pleito más en la cadena de nuestras riñas cotidianas. El litigio que se ha abierto entre el Congreso y la Presidencia es extraordinariamente relevante. El ruido de las trivialidades nos ensordece y dificulta que atendamos la aparición de lo relevante. Este pleito importa. No lo digo por seguir el argumento que exponen los voceros del Presidente tratando de colorear la decisión de la Cámara de Diputados como una especie de golpe económico al gobierno del presidente Fox, impidiéndole el cumplimiento de sus funciones. No encuentro mucha sustancia entre los alegatos estridentes del gobierno y del PAN. Habrá, por supuesto, razones técnicas (muchas de ellas atendibles) que sostengan las diferencias entre poderes, pero nada que alcance la chillante reacción del gobierno. Digo que el pleito alrededor del presupuesto importa porque de su desembocadura depende el futuro de la Presidencia mexicana. Hablo, por supuesto, de la institución presidencial, no de la suerte de este gobierno. Creo, en efecto, que aquí se juega un capítulo importante en la reconstrucción del presidencialismo. ¿Caminamos hacia una Presidencia sometida a la voluntad de una de las Cámaras? ¿Estamos pasando de la omnipotencia presidencial a la supremacía del Legislativo? ¿Seremos capaces de encontrar el sitio de los equilibrios? ¿Podremos detener el péndulo y asentarnos en una eficacia moderada? Mucho de ello cuelga del desenlace de este desacuerdo.

Una vez más nos sorprende lo previsible. Era conocido que el tejido constitucional era impreciso en este tema crucial para la marcha del gobierno. Para funcionar, el gobierno requiere la expedición anual de un par de instrumentos que exigen la participación de dos poderes. Una ley para calcular y definir los ingresos y un decreto para programar los gastos. Sin la aprobación puntual de estos instrumentos, el gobierno quedaría prácticamente inmovilizado. No existe previsión legal para el caso en el que la legislatura sea incapaz de producir un acuerdo a tiempo. Por otro lado, la ley es imprecisa al definir los poderes del Ejecutivo en materia presupuestal. El Ejecutivo, sin lugar a dudas, es el único órgano que puede proponer a la Cámara de Diputados el presupuesto para el año siguiente. No es claro, sin embargo, si puede detener su aprobación mediante el veto. La disputa académica es vieja. La opinión predominante es que el presupuesto no es vetable ya que se trata de un decreto expedido por una sola de las Cámaras...

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