Jesús Silva-Herzog Márquez / La crítica pedestre

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Es absurdo pensar que las campañas electorales sean episodios de la deliberación pública. Así se les trata, como si fueran momentos en que la política se enfrentara al jurado razonante de la opinión.

Las colisiones de una campaña tienen poco que ver con un torneo de razones donde sale avante el argumento más coherente, la propuesta más pertinente, la crítica más certera. En realidad, no hay momento político más adverso a la racionalidad que los tiempos de una campaña electoral. No me refiero ahora a la apuesta por la imagen, a la demagogia de los candidatos, a la política del espectáculo. Me refiero a la crítica pedestre, ésa que impera en nuestro tiempo.

Hace unos días vi el video que preparó el movimiento #YoSoy132 para protestar contra Televisa. Los muros de la empresa se convirtieron en pantallas para mostrar la verdadera cara de la empresa. Una de las novedades, una de las aportaciones de esa protesta es precisamente lanzar su crítica a los medios y, en particular, a esa televisora por su vínculo con la estructura del poder.

El principio no podría ser más pertinente: denunciar una concentración que sin duda altera las condiciones de la vida democrática. Sin embargo, la crítica toma un atajo que la anula. En el video, Televisa aparece como una entidad al servicio de un régimen dictatorial que no ha modificado ni un milímetro su vileza. El régimen es idéntico al que existía en 1968: una mafia dedicada al aniquilamiento de sus enemigos, los estudiantes, los campesinos o los priistas que no acatan el mandamiento de la complicidad. Naturalmente, el trato de Televisa con ese sistema se mantiene en los mismos términos: el soldado al servicio del autoritarismo.

El video es, desde luego, una producción casera y, en el fondo, una denuncia pueril, pero se trata de un síntoma de nuestra crítica: creer que las entidades políticas son esencias inalterables, que el auténtico libreto de la historia es el guión de una película de conspiradores que ocultan sus fechorías. Por mucho que cambien las leyes electorales, el Sistema seguirá siendo una estructura represiva a la que encubren eficazmente los medios de comunicación. Una tiranía bendecida por las telenovelas. Una explotación que comienza y acaba con la colonización de las mentes. La cabeza de los mexicanos ha sido a tal punto controlada por una empresa que un grupo de ciudadanos lobotomizados está dispuesto a votar por sus verdugos.

Ésa es la historia que nos cuentan y se cuentan y en estos...

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