Jesús Silva-Herzog Márquez / Abrazos y balazos

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

"El pacifismo es objetivamente profascista", dijo George Orwell en agosto de 1942. Escribía esto en horas especialmente dramáticas de Europa. La Alemania nazi ocupaba casi toda Europa y el norte de África. Francia, Polonia, Checoslovaquia, Bélgica, Holanda, eran parte de su imperio. Se trataba, para él, de un asunto de sentido común: la confrontación con el nazismo no era opcional: dejar de luchar contra el fascismo era someterse a él. El hombre que peleó como voluntario en la Guerra Civil Española veía el pacifismo de algunos intelectuales y políticos como una ilusión útil al hitlerismo. La Alemania nazi lo tenía tan claro que difundía el mensaje pacifista en los territorios que escapaban de su control.

Al novelista que penetró en la mecánica profunda del totalitarismo le interesaba, más que la moral del pacifismo, su psicología. Los pacifistas cierran los ojos a una realidad asfixiante y sueñan con que el mal se evaporará mientras ellos cantan una canción. Le parecía curioso que aquellos que más indignación sentían por la violencia terminaban fascinados con el éxito y el poder de los violentos. Los pacifistas admiraban al guerrero que había impuesto su ley. Los nazis han establecido un nuevo orden y, aunque no nos guste, hay que aceptarlo como una realidad irreversible. Es mejor aceptar el statu quo, decían algunos. ¿Por qué enfrentarlo si hacerlo empeoraría las cosas?

La política de los abrazos es objetivamente, política para los balazos. Es válido trazar ese paralelo, aunque hay que hacer muchas salvedades. Unos años después de ese artículo sobre el pacifismo y la guerra, el mismo Orwell advirtió que la acusación de servir objetivamente al enemigo podía ser tramposa. Creo, sin embargo, que el sentido de la crítica era pertinente entonces y lo es hoy. La política de no confrontación con los criminales sirve, en los hechos, a los criminales.

Por supuesto que debe rechazarse la guerra, pero debe afirmarse la ley. El pacifismo que denunciaba Orwell como abdicación ante el fascismo, en nuestro caso es renuncia a la responsabilidad del Estado que no puede evitar la confrontación con los criminales. El novelista veía la fuga de los pacifistas como expresión de una ilusión burguesa. No sé si sea ése el calificativo adecuado para ilustrar la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR