Jesús Silva-Herzog Márquez / El capricho de la ley

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

La ley, nacida para poner fin al capricho, es entre nosotros otra expresión de la arbitrariedad. Se le invoca constantemente como imperativo universal, como la decisión que se ha vuelto innegociable pero es aplicada solo cuando el cálculo político lo justifica. La ley es, con frecuencia, una razón al servicio del poder. Hace mucho que no veíamos con tal claridad que la persecución de los delitos se subordinara tan groseramente a la agenda gubernamental. Todavía dependiente del Ejecutivo, la Procuraduría entrega perdones a los amigos y a los aliados del Presidente mientras caza a los enemigos que conviene enrejar.

Hoy se procede penalmente contra los enemigos de la reforma educativa. Los dirigentes de la Coordinadora de maestros están tras las rejas. No es improbable que los cargos tengan un fundamento sólido. El sindicato magisterial disidente ha hecho alarde durante años de sus abusos. Un sindicato que se enorgullece de transgredir la ley en nombre de la lucha no ha buscado esconder sus tropelías. A su entender, el combate a la reforma educativa lo justifica todo: la intimidación a los maestros que están bajo su dominio, la extorsión a las autoridades, el atropello de los derechos de los demás. Sitiar una ciudad y privarla de alimento o de medicina es una acción válida. Bajo su lógica, la protesta social legitima cualquier delito. Los manejos de la representación sindical serán tan opacos como los de cualquier sindicato. No extraña, pues, que se detecten trampas en el manejo de sus recursos. Lo que llama la atención es que, en el vastísimo mundo sindical, sean en este momento los dirigentes de la Coordinadora los únicos que enfrentan acusaciones formales. No me parece raro que se proceda en contra de ellos, me parece inaceptable que se proceda solamente en contra de ellos.

Si juzgáramos por la intervención de las autoridades encargadas de perseguir el delito, el mundo sindical mexicano sería un universo jurídicamente admirable. Un espacio limpísimo de la vida pública mexicana. Un ejemplo de legalidad y transparencia que implícitamente recibe la felicitación cotidiana de las fiscalías del país. Eso hacen las procuradurías (las locales y la...

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