Entrevista / María de Jesús Bravo Pagola / 'Gané la libertad y la voy a ejercer'

AutorRolando Herrera

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BOCA DEL RÍO.- En su primera noche en el penal de Pacho Viejo, la cocinera, que se había sentido delatada, le arrojó a María de Jesús Bravo Pagola la comida al suelo.

"Perra traidora, por tu culpa me regañaron", le espetó en la entrada de su celda al tiempo que arrojaba al piso los frijoles con epazote que llevaba y le vertía el café de olla sobre la manos.

Minutos antes, una custodia le había preguntado si ya le habían dado de comer, y ella le dijo, sin ánimo de reclamo, que todavía no, respuesta que enfureció a la cocinera.

"Yo tenía mi comida en el suelo y mis manos quemadas, en ese momento sentí que ya había perdido toda la dignidad. Soy honesta, yo sentí que era como un cerdo o como un perro a quienes les van a ir a aventar las cosas y que están en medio de excremento".

María de Jesús había sido detenida el 26 de agosto acusada de terrorismos y sabotaje.

La Procuraduría General de Justicia del Estado Veracruz la había responsabilizado, junto con Gilberto Martínez Vera, de haber causado una psicosis colectiva en el puerto por difundir a través de Facebook y Twitter que la delincuencia organizada había llevado a cabo ataques contra escuelas.

Fue detenida en su casa de Boca del Río y, según su versión, golpeada y amenazada por elementos de la Agencia Veracruzana de investigación, trasladada por helicóptero a Xalapa y obligada a firmar una declaración que no decía lo que ella había sostenido ante el Ministerio Público.

De la noche a la mañana estaba en una realidad distinta a la suya. Maestra jubilada que vive de su pensión y del alquiler de algunos inmuebles, amante de la literatura y del arte, premiada en su juventud por un libro de poesía, pensó que su situación era kafkiana.

Más tarde, cuando comenzó a conocer la vida carcelaria, llegó a la conclusión que Franz Kafka, famoso por lo irreal y absurdo de su obra, sería un escritor de lo cotidiano en ese mundo paralelo.

"Te juro que Kafka dentro del penal sería un escritor costumbrista, pero no sólo dentro del penal, creo que en todo Veracruz", dice.

Flor de Azalea

Antes de conocer a la directora del penal, Bravo Pagola conoció a una mujer apodada "La Encargada". Una joven de unos 25 años, de piel apiñonada, medianamente atractiva, que vestía de manera casual y siempre estaba custodiada por tres internos varones.

"Yo soy Flor de Azalea", le dijo la joven al recibirla en el penal.

"Después me voy dando cuenta que esa muchacha tenía un rango muy elevado. Yo pensé que era custodia, pero luego me di cuenta que era una interna más. Es la encargada del crimen organizado dentro del penal", señala.

"Flor de Azalea", recuerda, se encargaba de disciplinar a las internas, les imponía premios o castigos y coordinaba la venta de drogas dentro de la cárcel en complicidad con un hombre que también se presentó ante ella y dijo ser el "Comandante Tetos".

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