Jesús Silva-Herzog Márquez / Lo que ya sabemos

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Al escribir esta nota no sé como han caído los votos en las urnas. No conozco cuál será la nueva integración de la Cámara de Diputados ni cuál habrá sido el resultado de las elecciones emblemáticas de este año. Desconozco si el descontento logrará pintar el proceso con las marcas de la anulación. Carezco de la materia prima de la opinión del instante. Me veo forzado a continuar con el lenguaje de la especulación cuando el país está ya volcado al examen de los datos. Pero, independientemente de la precisión de los porcentajes y los escaños, hay cosas que ya pueden saberse.

El presidente de México volverá a salir debilitado de una elección intermedia. Como ha sucedido desde 1997, el Presidente arranca la segunda mitad de su periodo con una base congresional disminuida. Si Felipe Calderón es un Presidente notablemente popular, un Presidente que ha mejorado su imagen pública desde que asumió el poder en situaciones dramáticas, será institucionalmente más débil a partir de ahora. La imagen de Calderón no se habrá traducido en votos para su partido. El respaldo que tendrá en la Cámara de Diputados será menor al que tenía al arranque de su gobierno. La gran incógnita era, hasta la jornada electoral, si el descenso de la presencia del PAN pudiera llegar al punto de quitarle al Presidente la capacidad de sostener el veto del Ejecutivo. El número crucial es 168 diputados. Si Acción Nacional cae más bajo, el golpe a la presidencia de Calderón sería en verdad demoledor.

¿Se verá obligado el presidente Calderón a reconsiderar aquella oferta del candidato Calderón que todavía reivindicaba en su tiempo el presidente electo Calderón que consistía en abrir el gabinete para la formación de una coalición bipartidista que diera gobernabilidad al país? Ésa fue una línea constante de su discurso: si no cuento con mayoría, decía antes de diciembre del 2006, invitaré a representantes de otras fuerzas, pactaré con otros partidos para asegurar respaldos en el Congreso. Yo garantizaré mi compromiso con posiciones en mi gabinete. Sabemos bien que esa oferta quedó en el basurero. El equipo de Calderón ha tenido sólo un color. El resultado de la elección de ayer podría llevar al Presidente a revivir aquella vieja oferta.

En todo caso, el nuevo reparto de posiciones en la Cámara de Diputados significa un reacomodo de responsabilidades. Un PRI que no se ha visto forzado a renovarse, un partido que no ha emprendido una autocrítica real, un partido que conserva viejas...

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