Jesús Silva-Herzog Márquez / Gobernar el presupuesto

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

El viejo político socialista Michel Rocard hablaba de cuatro tareas para el gobernante: enfrentar crisis, decidir políticas de largo plazo, hacer nombramientos y formar presupuestos. El cuadro presenta una vista completa de los desafíos de la gobernación: la urgencia y el propósito; las prioridades y las alianzas. Encarar los peligros de la coyuntura, trazar un rumbo para el futuro, formar equipos y decidir las prioridades del gasto. En esas cuatro tareas resumía el político francés el complejo oficio de gobernar. A un gobernante podría retratársele, pues, con cuatro pinceladas. ¿Cómo reacciona ante la amenaza punzante? ¿Qué futuro construye? ¿De quién se rodea? ¿Dónde pone los recursos del Estado? Quien quiera pintar un retrato de la clase política mexicana de hoy podría usar estos colores elementales.

El día nos llama a hablar del presupuesto. En el presupuesto se encuentra la verdadera marca de las prioridades. La prueba de los compromisos está en las partidas presupuestales. Sin sustento en las asignaciones públicas, cualquier ofrecimiento es saliva. Algo así dice la famosa frase popular norteamericana: ponerle dinero a la palabra es dejar la palabrería y asumir un compromiso. Al presentar su plan de gasto se retrata un gobierno. Se retrata igualmente una legislatura al aprobarlo. En estos actos se declaran públicamente los compromisos, se exhibe la escala de prioridades, se demuestran los verdaderos objetivos de la voluntad. Pero también se pueden registrar ahí mismo las limitaciones de ese poder, las restricciones de la acción política. Si el presupuesto es una cápsula emblemática del mando, lo es porque captura igualmente sus impotencias -las reales y las imaginarias.

El presidente Calderón ha tomado la decisión de desprenderse de tres ramas de la estructura administrativa. Le ha propuesto al Congreso la eliminación de la Secretaría de la Reforma Agraria, la de la Función Pública y la de Turismo. Desde hace décadas no se tocaba la estructura básica del gabinete presidencial. Obligado por las circunstancias, el presidente Calderón propone un recorte que llega al nivel de los ministerios. El acto representará ahorros pero tiene, sobre todo, un valor simbólico. Ya lo anunciaba el Presidente en su discurso a la mitad del camino: daremos el ejemplo en el gobierno. No le pedimos a la sociedad que haga lo que no estamos dispuestos a...

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