Javier Sicilia: 'Todo lo pudren'
Autor | Octavio Ortega |
Foto: Carlos Figueroa
Se siente traicionado, burlado por los gobiernos, por los partidos, hasta por las ONG, Javier Sicilia considera que el asesinato de su hijo -y los de otras 200 mil personas- exhiben la podredumbre del sistema político en México.
Lamenta que cinco años después de iniciar el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, de haber hecho visibles a las víctimas de la violencia, de recorrer el país, de sentar a Felipe Calderón frente a los familiares de desaparecidos y asesinados y de llevar su denuncia a Estados Unidos, nada haya cambiado.
Desencanto
Cuando caminaba en la primera caravana por las calles de Cuernavaca, en 2011, Sicilia interrumpía sus pasos para abrazar a algún conocido. Lloraba en su hombro. Ahora, al entrar a la cafetería de una librería en la que se le entrevista, sigue interrumpiendo sus pasos por desconocidos que lo saludan y abrazan. Hay reconocimiento a su activismo, pero ya no hay lágrimas.
Su apariencia también cambió. No usa chaleco, ni porta rosarios o escapularios en el cuello, tampoco usa sombrero, pero mantiene su estilo: viste pantalones de mezclilla, una camisa arremangada y botas de motociclista, como las que le regaló su hijo Juan Francisco antes de ser asesinado. Esas botas las desgastó al recorrer el país -a una de ellas se le rompió el tacón- y las tiene guardadas en casa, pero usa unas similares. Los anclajes familiares, dice, le ayudan a recordar su dimensión finita.
El contexto para hablar con Javier Sicilia también es diferente: lo común era alcanzarlo en alguna marcha, entrevistarlo después de emitir un mensaje ante miles de seguidores, esperar a que bajara de un templete.
Ahora, no viaja arropado por decenas de seguidores, ni de madres o padres de familia con retratos de sus hijos o familiares desaparecidos, tampoco es flanqueado por jóvenes activistas que antes subían sus discursos, comunicados y actividades a la página del Movimiento. Sólo lo acompaña Francisco Rebolledo, director de Difusión Cultural en la Universidad del Estado de Morelos (UAEM), quien también es narrador y ensayista.
El poeta que hizo a un lado la poesía por la muerte de su hijo, pero no sus raíces cristianas, explica que el Movimiento por la Paz -que alcanzó su auge en 2011 y ahora ya no convoca a masas- está activo y sigue siendo un referente moral.
"¿Qué fue lo importante del movimiento? Visibilizó el horror del país; visibilizó la ausencia de justicia de las víctimas y les dio dignidad", afirma.
También...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba