Javier Livas / El Papa defrauda

AutorJavier Livas

El Padre Francisco Migoya, de 93 años, me mandó llamar. Acudí con no poca curiosidad.

Me felicitó efusivamente por un artículo que publiqué con la hipótesis de que Benedicto había renunciado para habilitar a alguien más para sanear a la Iglesia católica. Me dijo confiado que habría un buen sucesor.

Pocos días después fue nombrado el Papa Francisco, también jesuita como el Padre Migoya. Las primeras acciones del Papa Francisco debieron causarle orgullo y beneplácito. Efectivamente éste tomó acciones contra la pequeña mafia que se había apoderado de los hilos del Vaticano.

El Padre Migoya luego me invitó a presentar en la UDEM un libro sobre la historia de los jesuitas. Poco después murió.

Yo creo que hoy no estaría quizá muy contento con el rumbo que han tomado los acontecimientos en la Iglesia católica. No estaría tan orgulloso del Papa Francisco como cuando éste empezó a sanear la Curia.

Las organizaciones son como las personas y también se enferman. La Iglesia estaba enferma. Benedicto simplemente estaba reconociendo que carecía de la fuerza para luchar contra toda una estructura encargada de encubrir los pecados de sacerdotes y obispos que abusaron de sus puestos y su poder para satisfacer sus peores impulsos.

Han pasado cinco años y los sacerdotes pedófilos no han recibido su merecido castigo. Me refiero a la expulsión fulminante de la Iglesia, y la consignación a las autoridades civiles para ser enjuiciados como criminales de la más baja extirpe.

Cualquier cosa que haga el Papa Francisco que no desemboque en esta sanción es un despropósito y una grave traición a la Iglesia.

El Papa defrauda cuando se hace necesario que la gente le recuerde cuál es su responsabilidad principal: generar muchos y muy buenos cristianos. Un buen cristiano es quien entrega su vida al mandato de servir a Dios y a sus semejantes en el nombre de Jesucristo.

El Papa defrauda a los cristianos y a la Iglesia cuando se pone a pontificar sobre el cambio climático o aborda cuestiones que nada tienen que ver con la producción de buenos cristianos. Éstos a su vez están comprometidos por la Biblia a formar familias, a actuar como cristianos en sus negocios, y a formar parte de la Iglesia. Sólo integrando estos niveles se perfecciona el cuerpo de Cristo en la...

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