Javier Alarcón / Todo es culpa de Matosas

AutorJavier Alarcón

León ratificó la única condición común que tienen los equipos mexicanos a la hora de enfrentar una Liguilla: entre menos presión, mejor. Y eso no tiene que ver con la calidad de un equipo perfectamente balanceado en edades y posiciones.

La planeación es consistente y refleja un raro respeto para los tiempos que requiere cada proceso y jugador. Antes de eso, después de eso, todo es recitación y lamento.

Gustavo Matosas, un estupendo líder, conocedor y trabajador, tampoco se ha resistido a algunas poses de estrella de rock. Pese a esos excesos de hacer rebotar el balón contra el césped, tipo Mourihno, logró adentrarse en las entrañas del Ascenso MX y, desde allí, logró consolidar con ojo clínico a esta base de jugadores que hoy nutren a la Selección Nacional.

Claro que llegaron los refuerzos, pero de él provino el diagnóstico y las correspondientes soluciones. No se parece en nada al estilo de su padre, el inolvidable Roberto.

Gustavo decidió desvincularse de la liga familiar e hizo su propia historia con ese orgullo y distinción charrúa que pocos tienen.

Matosas debe dejarse cobrar mejor que muchos. Su directiva es astuta y organizada, pero hoy es el centro de las explicaciones del bicampeonato. Lástima que no pudieron hacerse trascendentes en la Libertadores; tenían motivos, pero les faltaron razones.

Tras ese choque de frente contra la realidad, Matosas fue capaz de recuperar las piezas de su ajedrez y ponerlas en posición de jaque mate.

Vale criticar al Pachuca timorato de la vuelta en...

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