Javier Treviño Cantú / Saber decir 'no'

AutorJavier Treviño Cantú

La gira por América Latina del Presidente George W. Bush no puede considerarse como un simple acto de escapismo político o un ejercicio de relaciones públicas. El viaje obedece a razones de fondo. Para toda la región, empezando por México, puede tener profundas consecuencias.

El viaje ha sido interpretado como un intento por distraer la atención de los escándalos políticos que siguen asolando a la Casa Blanca, y de la desastrosa situación que sigue imperando en Iraq. Pero más que un "descanso de primavera", lo que el Mandatario estadounidense parece estar buscando ante este panorama, son opciones para que el legado histórico de su administración no quede exclusivamente definido por una guerra injustificable.

En el plano interno está esforzándose por trabajar junto con los legisladores demócratas para sacar adelante iniciativas como la reforma migratoria, o evitar que le bloqueen los recursos necesarios para aumentar el nivel de las tropas en Iraq. Y, en el plano externo, desde que nombró a la Secretaria Condoleezza Rice para ocuparse del Departamento de Estado, y ahora con John D. Negroponte como su segundo de a bordo, la diplomacia estadounidense ha tomado un rumbo distinto.

El nuevo enfoque diplomático, definido por el propio Presidente Bush como "más discreto y efectivo", se ha reflejado, por ejemplo, en el acuerdo alcanzado con Corea del Norte, y en la mesa de diálogo que reunió este fin de semana a representantes de 13 países y de tres organizaciones internacionales en Bagdad.

Por supuesto, también se manifestó en la visita del Presidente Bush a cinco países de América Latina, incluyendo a México. En cada uno trató asuntos específicos, que interesan a los anfitriones. Sin embargo, todos y cada uno de los puntos abordados por el Mandatario estadounidense parecieron tener un mismo "hilo conductor".

A pesar de los esfuerzos de los comunicadores de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, la percepción generalizada fue que la gira se diseñó con un solo objetivo: buscar un equilibrio al creciente peso del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Era algo que se esperaba desde hace tiempo. Ante el vacío generado por la falta de atención estadounidense hacia la región, y gracias a factores como la bonanza provocada por los altos precios de los energéticos, el Mandatario venezolano ha logrado articular una opción al modelo de desarrollo impulsado por nuestros vecinos.

También se esperaba que Estados Unidos buscaría sumar aliados para tratar de...

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